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"Él nunca pensó que era un verdadero héroe Toa. Él siempre dijo que no era un atleta o un líder, 'sólo un traductor'. Él resultó ser el más grande de todos nosotros. "
Toa Mahri Kongu

BIONICLE Leyendas 8: Caída
Bionicle Leyendas 8
Libro
Serie BIONICLE Leyendas
Escritor Greg Farshtey
Editorial Scholastic
ISBN 978-0-439-89037-3

Caída es el octavo Libro de BIONICLE en la serie BIONICLE Leyendas.

Sinopsis[]

Tres días después de que los Toa Mahri regresaran a Metru Nui, Toa Hahli relata su viaje al nuevo Cronista, Kopeke.

Mientras que Nuju está preocupado por el destino de los Toa Nuva y los Matoran que se embarcaron en la búsqueda para salvar la vida de Mata Nui, Hahli comienza con su historia con ella deteniendo a Hydraxon de destruir la Ignika con su Cañón Cordak. Durante la batalla, Mantax se escapa con la máscara y le dice a Hahli que convoque a los Barraki para una reunión. Después de discutir brevemente con Hahli, Hydraxon se va y los otros Toa Mahri llegan. Descubren por Matoro que él mandó a Maxilos y a Spinax a cazar a Hydraxon, por manipular al Makuta que posee el robot a dejarlos. Los Toa Mahri explican a Defilak que los Matoran de Mahri Nui deben utilizar El Cordón para entrar en las Cuevas Nui de Voya Nui y sobrevivir ya que Voya Nui aplastará a Mahri Nui cuando los Toa Mahri corten El Cordón y confronten a los Barraki por la máscara. Mientras los Matoran son llevados por El Cordón, atacan los Piraka, habiendo sido transformados en serpientes de mar por el Mutágeno. Mientras Avak aprisiona a los Toa Mahri fuera del agua, incapaces de respirar, Axonn los salva. Él les dice que Voya Nui volverá a su lugar original y envía a los Toa Mahri de nuevo en las Aguas Negras en el Rastreador de Terreno Toa para ir tras de Mantax y la Ignika.

Mientras Gadunka se acerca, Teridax alcanza a Hydraxon y trata de hacerlo volver en busca de Mantax. Al fracasar en su disfraz de Maxilos, trata de acabar con Hydraxon como Makuta, pero es atacado por Spinax. Durante la batalla, Teridax uso su grito sónico contra Hydraxon, pero es enterrado en una avalancha que el carcelero causa. En el Diente de Ballena Navaja, la reunión de los Barraki comienza; Mantax explica que ha encontrado una Tableta de Tránsito de la Hermandad de Makuta, que pertenece a uno de los Barraki que traicionó a todo su ejército por los Makuta hace 80.000 años. Mientras exigen que el traidor sea revelado, Takadox tiene éxito en provocar una avalancha, revelando su traición. Los Toa Mahri llegan en el caos y ven a Gadunka atacar a los Barraki. Hewkii va detrás de Gadunka, y trata de luchar contra la bestia en un combate de fuerza. El Toa de la Piedra es derrotado pero salvado por Hahli y Nuparu que dirigen a Gadunka a otra parte. Jaller interviene en la lucha de Mantax, permitiendo a Mantax comenzar a paralizar a Takadox. Takadox infructuosamente intenta que Maxilos pelee contra Mantax, pero Matoro congela a Teridax disfrazado.

Jaller hace un movimiento en busca de la Ignika, pero es detenido por Hydraxon. Usando sus poderes de Fuego, ataca, sin darse cuenta que descongelará a Teridax. Usando sus poderes de control Rahi, Teridax logra que Spinax ataque a Hydraxon, mientras Jaller y Matoro escapan con la Ignika. En el camino, Matoro revela la verdadera identidad de Maxilos a Jaller y el Toa del Fuego le informa de su destino como portador de la Ignika, diciendo a Matoro que él cree que el Toa del Hielo es realmente un gran héroe. Mientras tanto, los Barraki confrontan a Maxilos, que se revela como Teridax. En consecuencia, lo atacan en venganza por su derrota. Los Toa Mahri se están preparando para destruir El Cordón cuando Gadunka, la Anguila Venenosa de 300 pies y el Antiguo Monstruo Marino los atacan. Mientras tanto, después de haber derrotado a los otros Barraki, Makuta pone a Takadox en una ilusión de pesadilla después de que el Barraki mostrara su Tableta de Tránsito, en vano sin esperanza de protección. De repente, los Barraki se reagrupan, teniendo una derrota fingida, y envían a todos sus ejércitos a destruir a Makuta.

En la lucha, Kongu utiliza sin éxito su Zatth para convocar a un monstruo para derrotar al Antiguo Monstruo del Mar, convocando a brillantes peces, que son devorados por la bestia del mar. Hahli usa su Faxon para imitarlo y engañar al Antiguo Monstruo de Mar para ser aplastado. Hewkii utiliza su poder de gravedad para ahuyentar a la anguila, y Nuparu lanza a Gadunka hacia un abismo. Sin embargo, surge y derrota a Nuparu, agarrando la Ignika de Matoro, pero es devuelta de nuevo a un pequeño Gadunka como resultado de haberla tomado. Hydraxon entonces llega para apoderarse de la máscara, pero Matoro lo convence de irse, informándole de su misión. Con los Barraki acercándose rápidamente, los Toa Mahri destruyen El Cordón y escapan de la caída de Voya Nui. Matoro toma la delantera, pero siente la muerte de Mata Nui. Teridax en el traje de un Maxilos destruido detecta esto y ruega a sí mismo que los Toa Mahri tengan éxito. Resignados, los Toa Mahri se dan por vencidos, excepto Matoro que está decidido a tomar una última oportunidad. Sus compañeros de equipo pelean con los Barraki para ganar tiempo para Matoro mientras él se dirige hacia Voya Nui. Al darse cuenta de que no pueden ganar, Jaller prepara una Explosión Nova mientras Matoro nada pasando por Voya Nui a la Cascada Gigante y llega a Karda Nui. Se pone la Ignika y, al ver la historia de la máscara, entiende su destino. Recordando a sus amigos en peligro, el último acto de Matoro es enviar a los Toa Mahri a Metru Nui antes de ser convertido energía de vida que irradiara a través del Universo Matoran y revivirá a Mata Nui.

En Metru Nui, Jaller detiene la Explosión Nova y los Toa Mahri se reúnen con Vakama que habla del sacrificio de Matoro. Mientras los Matoran celebran el renacimiento de Mata Nui, Nuju se retira a su Torre del Conocimiento para lamentar la perdida de uno de sus pocos amigos. Hahli termina su historia, diciendo a Kopeke que mientras Matoro está muerto, él también es uno con el universo. En el océano, Hydraxon encuentra y recoge la armadura de Maxilos, sin el alma de Teridax. Mata Nui continúa durmiendo, vagamente consciente de los acontecimientos, pero tiene sueños oscuros de muerte inminente. Mientras tanto, los Toa Nuva hablan brevemente con Artakha, reciben Armaduras Adaptables y son enviados a Karda Nui para despertar a Mata Nui, llegando en medio de una batalla.

Momentos Finales de Matoro[]

Tomados directamente de Caída

En el corazón de una cascada, Matoro cayó.

El mundo exterior era una falta de definición de movimiento. Pensó que veía altas montañas que lo rodeaban. Parecía que había un pantano abajo, aunque no podía estar seguro. En un momento, una forma oscura con alas voló a través de las cataratas justo debajo de él, pero él no podía identificarlo.

El tiempo se media en microsegundos ahora, los fragmentos de vista y sensación se hundían profundamente en el centro del universo. Se dio cuenta de que había hecho este salto de fe con absolutamente ninguna idea de lo que se suponía que tenía que hacer con la máscara de la vida una vez que llegara aquí. Casi lo hizo reír. Sus cinco mejores amigos estaban dando su vida por él, y allí estaba, a momentos del desastre y todavía sin idea de lo que se necesitaría para ser un héroe el día de hoy.

Ponte la máscara.

"¿Qué-?" dijo, sorprendido. "Quien dijo eso?"

No hubo respuesta. ¿Había oído eso, o estaba perdiendo la cabeza?

Ponte la máscara.

La máscara de la vida - en realidad nadie sabía los límites de su poder. Tal vez sólo estaba alucinando y oyó una voz, pero la idea ... ¿y si la máscara tenía que ser, no sólo llevada hasta el centro del universo, pero puesta a su alcance para ser utilizada? Recordó a Takua, el Matoran aventurero que fue aclamado como el "heraldo" del séptimo Toa, la intención de llevar la Máscara de la Luz con él donde quiera que fuese. Poco Alguien sabía que Takua estaba destinado a convertirse en ese Toa, y el héroe que tenía que encontrar era solo él que vivía dentro de su propio corazón.

El universo es un enigma, pensó Matoro. Turaga Nuju a menudo lo decía. Te dice la ruta en la que estás destinado a caminar, pero nunca da su mensaje claro. Tu tienes que darte cuenta de eso por ti mismo ... y tal vez lo acabo de hacer.

Con mano temblorosa, Matoro colocó la Ignika en la parte superior de su propia máscara. Esperaba sentir una oleada de fuerza, o quizás todo lo contrario, una repentina y terrible debilidad. Pero en lugar de eso se sentía ... diferente. Su cuerpo se sentía ligero y se estremeció como si una corriente de energía corriera a través de él. Estaba cayendo todavía, pero ya no caía fuera de control. Caía recto como una flecha y se dirigía hacia un objetivo aún mas desconocido.

Imágenes pasaron por la mente de Matoro. Él vio la creación de la Ignika; sus milenios de esperar el momento adecuado para ser utilizada y al usuario destinado; la vio tomada de su lugar de descanso en una ocasión, se usó para curar al Gran Espíritu ... y vio lo que pasó con el que la llevaba entonces.

Él no gritó, ni protestó, ni se apresuro a quitarse la máscara de su rostro. Tampoco perdió un solo momento en pesar. Él nunca había pedido convertirse en un Toa, o lo deseó, y el manto de héroe nunca había cabido cómodamente en sus hombros. Pero ahora, ahora lo sabía, y el conocimiento le trajo paz.

Nuju estaba en lo cierto. "El universo es un enigma. Y hoy, soy la respuesta".

Tenía los brazos estirados. Ellos estaban brillando ahora, como los pequeños destellos de luz en el campo de las estrellas por encima de la isla de Mata Nui. Todo su cuerpo estaba cambiando ahora, los patrones de luz que tenía, las energías que desataba, mientras la máscara de la vida extraía la esencia del ser llamado Matoro.

¿Es este el final entonces? el se preguntó. ¿Es esto lo que se siente?

Sí, decidió. Esta era la muerte. Este fue el precio que la Ignika exigía para su uso. Él ya no existía como Matoro, como Toa, como un ser vivo de músculo orgánico y piezas mecánicas... él sería mucho menos de lo que era, y mucho más.

El mundo estaba cambiando a su alrededor, y no asustaba al Toa de Hielo. Él sabía que el cambio real estaba en la forma en que estaba viendo su entorno - ya no con los ojos, una mente, un espíritu unido al mundo físico. Se estaba convirtiendo en pura energía, pura vida... la fuerza que traería al Gran Espíritu de vuelta de la muerte. Solamente, apenas podía recordar cómo se sentía el estar en la batalla, o estar solo, o sentir el calor de un fuego en una noche fría. El placer, el dolor, la satisfacción, la decepción, éstos eran todo más que palabras para él ahora. Él estaba más allá de todo eso, o casi.

Pero había una emoción, una parte de su vida anterior, que no había olvidado - un recuerdo que él negó a olvidarse. Jaller, Hahli, Hewkii, Kongu, Nuparu - sus amigos - sus compañeros - que habían luchado junto a él y rieron con él y lograron que todas las cargas fueran soportables. Estaban ahí afuera ahora en las Aguas Negras, a punto de morir en las garras de los Barraki. Nadie en Metru Nui sabría jamás de su heroísmo o los sacrificios que estaban dispuestos a hacer. Ellos nunca verían sus hogares o a los que les importaba nunca más.

Su propia muerte, él podía aceptarla - ¿pero las suyas? No, eso era un precio demasiado alto para pagar, incluso por la salvación de un universo.

Fue entonces cuando Toa Matoro, al menos por unos momentos más, llevaba la máscara de la vida. O tal vez la máscara de la vida ahora lo llevaba a él. No lo sabía, no le importaba. Él sabía que sus amigos estaban dispuestos a morir por él y por sus destino, y por esa sola razón, tenían que vivir.

Matoro empujó contra el poder de la máscara, luchando por aferrarse a su conciencia y a su propia existencia por más que otro latido. Él luchó con el poder, peleo con él, tratando de doblar su voluntad. La Ignika, por razones propias, permitió esto.

Ya una vez, hace mucho tiempo, un Toa se había puesto la Ignika y perdió su vida para completar su misión. Este Toa había tratado de ser valiente, pero había miedo en su corazón y él conoció su fin con dolor y pesar. - La Ignika no sintió nada de esto en Matoro. Sólo una voluntad y determinación que rivalizaba incluso a la del mismísimo Mata Nui.

La Máscara de la Vida, con destino ahora hacia la energía de Matoro, le concedió su poder. Matoro tomó este para realizar su acto final. No fue uno de gran heroísmo, no un gesto que sacudiría el universo, pero algo más potente y duradero que cualquiera: un simple acto de amistad.

Con todo lo que hizo, Matoro se entregó con gratitud y completamente hacia su destino. Las energías combinadas del Toa y la máscara Kanohi explotaron en el centro del universo, inundandolo de luz. Flujos de energía dorada fluyeron en cada parte de este reino y luego más allá de el, hasta tocar todos los lugares donde el Gran Espíritu, una vez había reinado. Al igual que innumerables seres habían sentido la muerte de Mata Nui, también sintieron que la vida regreso a él. Y en el cielo sobre la ciudad de Metru Nui, las estrellas brillaron una vez mas...

Personajes[]

Trivia[]

Véase También[]



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