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Revisión del 02:09 22 nov 2009

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Federación de miedo es una historia de serie 2008 en BIONICLEstory.com. La serie cuenta con una poco probable equipo dirigido por Brutaka que cuyo objetivo era encontrar el original líder de la Hermandad de Makuta, Miserix.

Capítulo 1

Vezon abrió sus ojos, asombrado por estar vivo. Recordó que fue rodeado por varios Zyglak, quienes parecían inmune a su ingenio. Entonces hubo un flash, alguien más fuerte que él.

Él miraba alrededor. El cuarto en el que estaba era una célula grande y no estaba solo. Vezon no reconoció alguno de los otros cuatro inquilinos. Por reflejo, comenzó a ver cómo podría romper rápidamente la cerradura de la puerta. Los planes de Vezon fueron interrumpidos por una sexta figura fuera de la célula. Él era alto, magro, fuerte y usaba un casco abovedado. El recién llegado miraba sobre los cinco presos.

“Mi nombre es Brutaka. Sé que ustedes tienen preguntas, no estoy aquí para contestarles. Donde están, para quien trabajo, ustedes no necesitan saberlo. Lo que ustedes necesitan saber es que hay dos y solamente dos maneras para que puedan salir de aquí.”

La Xian apoyada a las barras dijo con una voz peligrosamente suave. “¿Y cuáles son?”

“Deben realizar una misión para mis amigos.” Brutaka contestó. “O puedo llevarlos fuera, enterrarlos en un agujero y veremos si algo crece.” Brutaka dio vuelta.

“Ustedes tienen algo en común, tienen todas las reparticiones con la fraternidad de Makuta. Roodaka los traicionó, ahora ambos desean verse muertos. Takadox y Carapar fueron derrotados por la fraternidad hace 80.000 años. En la esquina está Spiriah, quién ensució un experimento en la isla Zakaz tan gravemente que su propia gente lo marcó para la muerte.”

Vezon tímidamente levantó la mano. “Discúlpeme. Nunca he tenido vínculos con los Makuta. Pienso que quizá me deseó en algún otro lado… Soy Vezon con una N, no Vezok con una K.

Carapar corrió, tomó Vezon por el cuello y lo embistió en la pared trasera. “Hablas demasiado.” Gruñó.

“Sí.” Brutaka murmuró.

Capítulo 2

Roodaka estaba furiosa. Mientras que caminaba en la celda, imaginaba todas las cosas repugnantes que le estaba haciendo Brutaka. De una forma u otra, él iba a pagar eso. Brutaka y su equipo - Roodaka, Vezon, Carapar, Takadox, y Spiriah - habían llegado en las orillas de Stelt en un barco pequeño. Tan pronto como Roodaka reconoció la isla, comenzó a protestar. Stelt era el hogar de Sidorak y su gente, Roodaka había provocado la muerte de Sidorak y era probable todos en Stelt lo supieran.

Pero Brutaka había insistido que necesitarían un barco más grande y ése era el lugar para conseguir uno. El otro miembro del equipo que expresó una objeción fue Spiriah, quién creyó que la Fraternidad de Makuta esperaba en cada aldea para asesinarlo.

“¿Y cómo vamos a comprar ese barco?” Roodaka silbó. “No tenemos nada de valor para ofrecer en intercambio.”

“Sí tenemos.” Brutaka contestó. Llegaron a la isla y encontraron una tienda. El propietario era de la especie de Sidorak.

“Estamos aquí para hacer una compra.” Dijo Brutaka. “Su nave más rápida, equipada para un largo viaje al sur. “

“¿Al sur, significa que nunca veré mi nave otra vez? A menos que usted pueda hacerme rico.” Brutaka tomó a Roodaka. “¿La recompensa que usted conseguirá por capturar la asesina de Sidorak es pago suficiente?”

El comerciante sonrió e invitó al equipo para que viera su mejor barco. El barco resultó estar clasificado, bien armado con lanzadores de disco y bastante grande para acomodar por lo menos a una docena.

“Lo tomaremos.” Dijo Brutaka. Había un chapoteo ruidoso del lado del océano, pero nadie le prestó atención.

“Y tomaré a la asesina.” Dijo el comerciante.

Hubo otro chapoteo, entonces otro y otro. Brutaka no les hizo caso.

“Por supuesto. Pero si quiere que la gente crea que derrotó a esta criminal peligrosa, necesita parecer como si hubiese estado en una lucha. Un golpecito ligero a su cabeza sería suficiente. Mi colega Vezon puede hacerlo, usted no sentirá nada.”

“Con gusto, caballero.” Dijo Vezon, sonriendo. El comerciante miraba a Vezon, que no era físicamente imponente como el resto del equipo.

“¿Cuánto daño podría hacer?” Preguntó el comerciante. La mueca de Vezon crecía cada vez más. Roodaka luchó contra el apretón de Carapar. Brutaka caminó lejos del lugar, examinando el barco. Entonces en un movimiento brusco Brutaka giró y golpeó al comerciante en la parte posterior de la cabeza. El comerciante cayó a la tierra, inconsciente.

“¡Hey!” Dijo Vezon. “¡Él era el mío!“

“Cuál es tu punto.” Brutaka contestó. “Tú gozas demasiado de tu trabajo. Ahora todos a bordo.”

Subieron en la nave. Takadox señaló con sus ojos hipnóticos y dijo “El equipo necesario para ir de una vez. Imagina eso.”

“¿Por qué el apuro?” Murmuró Carapar. “Pudimos haber robado la nave.”

“¿Y que todo Stelt se involucre?”

“Pero qué con el comerciante, lo golpeaste.” Respondió Roodaka.

Brutaka río mientras la nave se movía lentamente lejos de orilla.

Capítulo 3

Brutaka y su equipo habían estado en el mar por tres días.

“Es tiempo de que sepan nuestra misión. Y antes de que pregunten, les diré algo para este viaje: Ustedes son consumibles. Nadie va a cuidar si viven o mueren.”

Carapar se quejó. Brutaka no le hizo caso.

“Vamos a una isla lejana.” Brutaka continuó. “No está deshabitada. De hecho, tiene un residente muy especial: Miserix.” Ahora era el turno de Spiriah para murmurar algo, aunque sus palabras estaban más en miedo que en cólera.

“Miserix fue el líder de la fraternidad de Makuta.” Dijo Brutaka. “Lo derrocaron y fue encarcelado en una isla volcánica. Es resguardado por Rahi y muchos otros seres. Y es nuestro trabajo es liberarlo.”

Al principio, ninguno de los miembros del equipo dijo nada. Entonces Takadox habló. “¿Y qué ganamos con esto? ¿Dinero? ¿Poder? ¿Nuestra libertad?”

Brutaka sonrió. “Conseguirán vivir otro día.”

“¿Y qué haremos con él después de que lo liberemos?” Preguntó Roodaka.

“No es tu asunto.” Brutaka contestó. “Tienes un papel que jugar en esta misión. Cuando estemos cerca de la isla, les daré armas y equipo.”

"¡Zyglak!” Gritó Vezon.

Los otros se dirigieron al carril para mirar. De hecho eran las criaturas conocidas como Los errores de los Grandes Seres.

Brutaka intentó dirigir la nave lejos de ellos. Después de algunos minutos supo por qué no lo logró: Spiriah utilizaba su poder para mantener el curso de la nave.

“Deduje nuestra meta hace días y pasé un mensaje a mis amigos Zyglak en Stelt.” Dijo Spiriah.

Vezon estaba horrorizado, estuvo cautivo por los Zyglak y no era una experiencia que estaba impaciente por repetir. “¿Tus amigos? Los Zyglak no tienen amigos.”

“Son parias.” Dijo Spiriah. “Y yo también. Ahora estoy al comando de esta nave. Fijaremos un nuevo curso hacia Zakaz. Fue allí que empezó mi derrota y mi deshonra… allí mi experimento magnífico falló, porque los Skakdi eran demasiado salvajes, ellos no supieron apreciar mis regalos. ¡Es su culpa que me echaran y ahora lo van a pagar!”

Capítulo 4

Pasaron tres días más desde que Spiriah tomó el control de la nave. Desde entonces, estaban en curso hacia la isla de Zakaz, rodeados por Zyglak. Spiriah había estado actuando como el capitán de la nave, dando órdenes y siendo particularmente duro con Brutaka. Brutaka no dijo nada y no hizo ninguna tentativa contra Spiriah.

“Me estoy asustando con él.“ Dijo Takadox a Brutaka.

“Habla por ti.” Contestó Carapar.

“Señores.” Emitió Vezon. “En verdad, nunca he estado en Zakaz… No soy realmente el ejemplo de la especie… de hecho me matarán cuando me vean… pero por lo menos moriré en mi país.” Roodaka había abandonado cualquier esperanza de que Brutaka fuera a actuar y se había concentrado en Spiriah.

“La fraternidad se ha extendido demasiado estos últimos años.” Lo aseguró. “Podrías asumir el control de Destral y gobernar el universo. Por supuesto, necesitarías a alguien que sabe todas las facciones y cómo utilizarlas…”

“Ofrecería mi cuello antes de trabajar contigo. Tu nombre se ha convertido en otra palabra para la traición.” Respondió Spiriah.

La conversación terminó cuando vieron el aspecto de tierra. Era Zakaz en toda su gloria arruinada. De repente los botes en donde estaban los Zyglak se hundieron. Luego vararon en las orillas de la isla.

Spiriah se rió. “Los Skakdi creen que conocen lo que es el salvajismo. Y los Makuta creen que saben todas las formas de la venganza… pero los introduciré a la cortina más oscura que podrían imaginar.”

Takadox vio unos seres debajo del agua, atacando a los Zyglak. A una distancia veía a su viejo aliado, Ehlek. Se movieron como pescados bajo el agua.

Con una sacudida eléctrica Spiriah fue atacado por Brutaka. Una ráfaga de energía lo golpeó en sus pies, un retroceso hizo que cayera en la tierra y entonces la lámina de Brutaka fue presionada contra su armadura en el pecho.

“¿Qué harás?” Dijo Brutaka. “Utiliza uno de tus poderes. ¿Piensas que puedes hacerlo antes de que rasgue tu armadura? ¿Durarás fuera de allí, sin cuerpo que ocupar? O debo lanzarte quizá al agua ahora.”

“¿Cómo?” Spiriah contestó.

“Espera un minuto.” Dijo Takadox. “¿Pero cómo logró comunicarse con estos Zyglak? Nunca dejó la nave.”

Brutaka arrastró a Spiriah a sus pies. “Spiriah tenía a sus amigos siguiéndonos.” Los otros dieron vuelta para ver un a alguien acercarse. Era una mujer delgada y bien armada. Roodaka notó que su brazo izquierdo era totalmente mecánico.

“Éste es el nuevo miembro de nuestro equipo.” Dijo Brutaka. “Estén seguros de que ella los tratará peor que yo. Su nombre es Lariska.”

Capítulo 5

Lariska estaba parada al lado de Brutaka, mirando la nave. Detrás de ellos, los otros miembros del equipo vigilaban a Spiriah. Brutaka le aseguró a Spiriah que si destruía la nave y a sus inquilinos, notificarían a la fraternidad inmediatamente donde comenzar a mirar.

La nave viró lejos de Zakaz y estaba en su curso al sur. Había una parada más que hacer antes de que dirigieran hacia su último blanco. Era hora de armar al equipo. La isla en la que entraron era más que un pedazo de la roca. No era el sitio original para su reunión, pero los planes habían cambiado. Orden de Botar y Trinuma. Habían sido enviados con un paquete de armas a isla pequeña.

La nave bajó el ancla en la costa. Brutaka advirtió a Takadox y Carapar que él estaría vigilándolos cuidadosamente en caso de que tuvieran alguna idea de zambullirse en las profundamente y escaparse. Vezon fue el primero en reaccionar cuando fijaron el pie en la orilla.

“Hay algo poderoso aquí” Dijo con un tono inusualmente serio. “Algo muy peligroso. Más poderoso que yo.”

“Tú no tienes ningún poder.” Respondió Carapar.

“¿No?” Dijo Vezon, aparentemente confuso. “¿Dónde era que ellos estaban repartidos? Déjeme ver… Guarida de los Makuta... Voya Nui... túneles… prisión…”

“Reservado.” Dijo Lariska. “Hay una razón en sus pensamientos. Hay algo malo en este lugar.”

Brutaka se acercó, llevando las armas. Takadox tomó una lámina larga y fina, Carapar tomó una espada, Roodaka obtuvo un Lanzador Rhotuka, Brutaka le dio Spiriah un arma proyectil y Vezon consiguió una lanza.

“¿Qué quiere que hagamos?” Preguntó Vezon.

“Nada.” Contestó Brutaka.

Carapar gruñó de frustración y acechó lejos.

“¿Para qué vinimos?” Takadox dijo nervioso.

“Hay algo en la cueva allá arriba.” Dijo Lariska. “Puedo oír sonidos de respiración, pero es… un sonido mojado, como si inhalara a través de fango.”

Spiriah retrocedió. “Sé donde estamos, Mutran me contó de este lugar. Tenemos que irnos. ¡Tenemos que irnos ahora mismo!”

Pero ya era demasiado tarde. Unas paredes extensas de roca se originaron repentinamente de la línea de la orilla, formando una pared de 20 metros alrededor de la isla. Spiriah se hizo unas alas e intentó volar sobre la pared, pero una lanza aguda empaló una de sus alas, enviándolo en espiral hacia la tierra. Lariska saltó y propulsada en el aire atrapó a Spiriah.

No había tiempo para maravillarse en su hazaña atlética o para hacer otras tentativas de escapar. Ahora una voz venía de la cueva, pero no una voz como cualquiera había oído antes. Era un sonido fangoso y repulsivo.

“Visitantes.” Dijo la voz.

“¿Quién es usted?” Dijo Brutaka. “¿Nos encarceló aquí? Le advierto, no sabe contra quién hace frente.”

Un tentáculo salió de la cueva, envolviendo a Brutaka y llevándolo adentro. Luego, estaba en la presencia algo tan horrible que apenas pudo aferrarse a su cordura.

“Ahora…” Dijo la entidad que lo sostuvo. “Está bajo el poder de Tren Krom.”

Capítulo 6

Brutaka intentó cerrar los ojos pero no ayudó. Él no podría quitar la imagen de Tren Krom de su mente: una masa de tentáculos que emergían de una base central gelatinosa, con dos ojos amarillos muertos que siguieron de alguna manera cada movimiento. Por lo menos, eso era lo que había visto.

La entidad parecía haberse combinado con el piso y las paredes de piedra de su cueva. En vano, Brutaka intentó liberarse del apretón de Tren Krom. Él pudo sentir algo extraño sondar su mente, pero su entrenamiento mental permitió que resistiera. Si eso fallaba los secretos de la Orden de Mata-Nui serían expuestos a ese monstruo.

“¿Qué maravillas han entrado en mi universo desde mi exilio?”

Los otros miembros del equipo entraron en la cueva.

“Cree que soy…un otro” Tren Krom continúo. “Vine aquí mucho antes que usted y Mata-Nui. ¿Ha oído la leyenda?”

“Hay un Tren Krom en leyenda.” Dijo Brutaka. “Pero… las crónicas dejaron obviamente algunos detalles fuera.”

Tren Krom rió. “Antes de que Mata Nui fuera despertado, los Grandes Seres me crearon para cuidar a los Matoran. Me enseñaron sobre el universo que creaban y me colocaron en Karda-Nui.”

Brutaka logró liberar un brazo hasta un cierto punto flojo. Con poca suerte podría conseguir una de sus dagas y liberarse… todo lo que necesitaba era tiempo. “¿Qué sucedió? ¿Cómo llegó aquí?”

“Mi tiempo fue corto.” Tren Krom contestó. “Era el pastor de este universo hasta que Mata-Nui fue preparado para tomar mi lugar. Un Av-Matoran vino a mí y me dijo que ya era hora… Me entregué sólo para ser exiliado aquí por los Grandes Seres y limitado a esta roca.”

“El universo, al parecer no necesitó dos entidades supremas.” Dijo Brutaka.

“¿Qué desea con nosotros?” Susurró Vezon.

“Conocer lo que ha entrado en el universo hace 100 milenios.” Tren Krom contestó. “Mis visitantes han sido pocos. Ustedes permanecerán aquí y ganaré el conocimiento que necesito de sus mentes… por supuesto ustedes no pueden tener ninguna mente después.”

“¿Porqué no nos pregunta?” Dijo Lariska. “Tren Krom… el universo está en peligro. Es nuestro trabajo ayudarlo. Si nos encierra aquí, no saldrá jamás.”

Carapar puso su espada a disposición. Nadie prestó atención, todos los ojos estaban en Lariska.

“Spiriah, dígale qué le sucederá si los Makuta tienen éxito en sus planes.” Dijo Brutaka.

“Si el plan tiene éxito…” Spiriah comenzó. “Una sombra caerá, los Makuta gobernarán el universo, cualquiera que tenga el poder para amenazarlos morirá… y eso significa cualquiera.”

“Imposible.” Respondió Tren Krom. “Nadie puede acercarse sin mi asentimiento. Nadie puede atacarme. Nadie puede matarme. ¡Soy eterno!”

Brutaka tenía su daga a disposición. “Quizá no.” él dijo. “Dijo que nadie podría atacarlo… y mire qué pasó.”

Tren Krom se detuvo brevemente en pensamiento. Brutaka se liberó del tentáculo, después sostuvo a Carapar fuera de su ojo. El Barraki levantó su espada para disparar. Era demasiado tarde…

Carapar dejó su lámina abajo. Entonces un tercer ojo apareció repentinamente en Tren Krom, uno que miraba a Carapar. El Barraki se congeló. Un rayo fue disparado fuera del ojo, bañándolo en su resplandor. Repentinamente, Carapar explotó en fragmentos de cristal. Entonces no había nada más que una pila del polvo brillante en el piso de piedra.

“Ayudé al nacimiento de un mundo con orden.” Tren Krom susurrada. “Pero de lo que he visto en la mente de la Xian lo han convertido en un universo de locura y miedo.”

Spiriah utilizó sus poderes magnéticos para romper el muro antes de que pudiera cerrarse de golpe. El barco salió de la isla. Los tentáculos se retiraron, envolviéndose alrededor de la base de Tren Krom.

Capítulo 7

Brutaka y Lariska estuvieron mirando a Takadox silenciosamente.

“Me preocupo por él.” Dijo Lariska. “No ha hablado desde que salimos de la isla de Tren Krom, después de la muerte de su amigo Carapar.”

“¿Amigo?” Respondió Brutaka. “Los Barraki no tienen amigos, sólo gente que utilizan y Carapar era la marioneta preferida de Takadox. Además, no pierda su preocupación en él, hemos llegado.”

Fuera de la niebla había una isla de arena negra, rocas dentadas y picos volcánicos. La isla parecía estar en sombra perpetua.

“Recepción a Artidax.” dijo Brutaka.

Vezon se acercó riéndose. “Sobreviviremos nuestra estancia.”

Brutaka miraba a su equipo. Él y Spiriah, siendo los dos miembros más poderosos del equipo, condujeron a los demás.

“¿Usted no sabes nada sobre las defensas aquí?” Brutaka preguntó.

Krika me ha hablado.” Respondió Spiriah. “Sabe que esto es una idea terrible. Todo lo que encontraremos aquí es una muerte rápida.”

Lo que sucedió después fue rápido. Las arenas negras comenzaron a remolinar alrededor de Spiriah, formando una mano que comenzó a arrastrarlo. Brutaka sostuvo la mano de Spiriah.

“¡Necesito ayuda!”

Lariska, Vezon y Roodaka acometieron a su llamado. Takadox colgó detrás, de vez en cuando mirando la nave como si planeara escapar. El tirón de la arena era demasiado fuerte, entonces Roodaka encendió su lanzador Rhotuka y mutó los granos de arena en un enjambre de Fireflyers. Incapaz de mantener su apretón en esta nueva forma, Spiriah se liberó.

“Soy un idiota.” Dijo Brutaka. “Debí haberlo sabido, Krika preparó este lugar para detectar la presencia de los Makuta y reaccionar. Él no desea que Miserix escape.”

“Entonces será mejor que me vaya.” dijo Spiriah. “Los traje aquí, ustedes ya no me necesitan.”

“Al contrario.” Respondió Lariska. “Pienso que serías muy útil. ¿Alguien oyó hablar del Kinloka?”

Asombrosamente, Vezon fue el único quién cabeceó.

“Vezok… Él vio muchas cosas y puesto que vine de él, las vi también. Los Kinloka son roedores, se encuentran en muchos lugares, entre ellos Zakaz. Cuando un Skakdi debe cruzar la tierra en la que pudo ser instalada trampas explosivas, envía un Kinloka primero. Las criaturas se fijan en las trampas y el Skakdi puede cruzar con seguridad.”

“Y las trampas aquí son sensibles a los Makuta.” Dijo Roodaka, sonriendo.

“Spiriah puede ser nuestro Kinloka.”

Spiriah se sorprendió. “¡No, seré su rata!”

“Cuide su boca.” Respondió Roodaka, apuntando su lanzador a él.

Brutaka puso su brazo alrededor de Spiriah y lo condujo lejos. “No está notando el peligro aquí. Si activamos las trampas, la fraternidad todavía podría venir y encontrarlo. Confíe en mí…”

Solamente tomó a algunos minutos la conversación antes de que Spiriah diera vuelta de nuevo al grupo, anunciado que sería su guía en Artidax.

Su trayectoria los tomó hasta la cuesta de un volcán. Un túnel había sido agujereado a través de la montaña, la única manera de atravesar directamente la isla. Spiriah andaba despacio cuando Vezon saltó en él, soportado sus manos. Entonces señaló hacia abajo, en una maquinilla estirada a través de la trayectoria.

Spiriah caminó cuidadosamente sobre el camino y entró en el túnel. Era solamente cuando estaban en interior que Brutaka notó que alguien faltaba. “¿Donde está Takadox?” Brutaka dio vuelta para ver a Takadox en el momento justo antes de que una avalancha de rocas cayera sobre los demás miembros del equipo, atrapándolos en el túnel… todos veían la sonrisa malvada del Barraki.

Capítulo 8

Brutaka empujó a un lado una pila del escombro. Alrededor de él, Spiriah y Roodaka utilizaban voltios de sombras para librarse. Vezon y Lariska estaban viendo los demás. Echó un vistazo detrás hacia la entrada bloqueada del túnel. Pocas ráfagas de energía no muy claras se veían lejos la pila de rocas, pero Takadox ya se había ido.

“¡Lo tengo!”

Brutaka dio vuelta para ver a Lariska sostener a Vezon que se retorcía por la garganta. “Sigamos a ese traidor.” Roodaka gruñó. “Deseo su cuerpo muerto debajo de mi talón.”

“Estamos aquí para hacer un trabajo.” Brutaka contestó. “Hay que movernos.” Agregó mirando a Vezon.

El túnel se abrió a una caverna subterránea extensa atravesada por un puente estrecho. Abajo, el piso tenía ramas muertas. Los canales habían sido tallados en las paredes por flujos de lava. Unos extraños Rahi se colgaban del techo, sus seis ojos tenían la vista en los intrusos.

“Ningún Carapar, ningún Takadox.” Dijo Vezon cantando. “¿Quién irá después? ¿Spiriah? ¿Brutaka? ¿Lariska?”

La Cazadora Oscura sacó una daga y la arrojó en los pies de Vezon. El Skakdi enojado dio vuelta hacia ella, sonriendo.

Brutaka los condujo a través del puente. El símbolo de la fraternidad de Makuta fue chamuscado en la piedra de al lado. Alguien… quizá Krika, quizá Miserix… había marcado su trayectoria.

“¿Qué vamos a hacer con ese Makuta legendario cuando lo encontremos?” Preguntó Roodaka. “¿Porque piensa que lo ayudará?”

“Miserix odia su fraternidad.” Contestó Brutaka. “Él se aliaría con cualquiera para conseguir venganza.”

“¿Y cuanta voluntad cree que tenga para ayudarlo?” Roodaka preguntó. “¿Será un general? ¿Un héroe? ¿Un símbolo para reunir resistencia a la fraternidad?”

Brutaka sacudió su cabeza. “Nada tan magnífico. Será un arma, como un lanzador de Rhotuka. Y vamos a apuntarlo a la Fortaleza Makuta en Destral.”

Roodaka sonrió, Brutaka sonrió también.

“Oigo algo.” Dijo Lariska. “Puede que sea una voz… o el estruendo de un volcán.”

“Oigo algo también.” Dijo Vezon. “Y veo algo también, pero puesto que usted no está interesado…”

“No lo estamos.” Respondió Roodaka.

“Personalmente, siempre encuentro mis comentarios y observaciones muy interesantes.”

Declaraba Vezon. “No han vivido en verdad hasta que hayan visto el mundo a través de los ojos de la locura. Porque la mitad del tiempo yo no se si lo qué veo está realmente allí.”

“¿Porqué lo trajimos?” Preguntó Spiriah.

“Quisiera matar algo mucho más satisfactorio.” Dijo Roodaka. “El sonido del destrozo de un Skakdi con su cuerpo es muy atractivo para mí.”

“Bien, entonces, no te diré que el piso se está moviendo. Puedes descubrirlo sola.” Vezon terminó.

“¿El piso?” Brutaka repitió. El crecimiento enredado de las ramas muertas había comenzado. La razón llegó estaba clara: no eran ramas, sino criaturas. Al parecer era hora de que despertaran y estaban listos para su comida. Más rápido que cualquiera habría podido predecir, apareció un enjambre en las paredes. En un instante, habían bloqueado las aberturas en ambos extremos del puente al frente de ellos.

“No, no, no…” Dijo Vezon, sacudiendo su cabeza. “Demasiado tarde para disculparse. Es demasiado tarde.”

Capítulo 9

Brutaka exploró la caverna con los ojos. Los ojos intensamente brillantes de los insectos alrededor dio la sensación como si lo atraparan. Detrás de él, podía oír a Vezon que tarareaba suavemente, como si fuera un paseo.

“¿Luchamos para salir de aquí?” Preguntó Lariska.

La respuesta de Brutaka fue dar vuelta a Spiriah. “Muy bien. Controla esos Rahi. Haz que despejen la trayectoria.”

“Por una condición.” Dijo Spiriah. “Una vez que seamos libres, tomaré el barco. Y nunca veo u oigo de ustedes otra vez.”

“No te preguntaba.” Contestó Brutaka. “Te decía.”

“Soy un Makuta.” Dijo Spiriah. “Deshonrado quizás, una víctima de los celos y del prejuicio. Pero no soy controlado por alguien más.”

Brutaka golpeó a Spiriah y accionó el poder de su máscara, abriendo un portal dimensional debajo sus pies. “Si muevo esa abertura un poco más hacia ti, te encontrarás en una dimensión llena de seres de luz. ¿Sabes lo que comen allí? Sombra. Serás un banco para ellos, alimento.”

Spiriah no dijo nada. En lugar, redujo su densidad y flotó lejos del portal de Brutaka. “Lo haré.” Spiriah dijo.

Spiriah se concentró, accionando su poder de controlar Rahi. Nada sucedió, con excepción del revolvimiento agitado entre los insectos. Después Spiriah se frustró. “Ya están bajo el control de alguien más poderoso. Debe ser Miserix.”

Brutaka vio la madriguera de los insectos y la bloqueó. Sus dos aliados manifestaron su poder en los insectos. Tan rápidamente como se cayeron las criaturas, vinieron más a substituirlas.

“Tengo una idea.” Dijo Roodaka, creando un disco Rhotuka. Lo encendió en los insectos y los mutó en criaturas irreconocibles. Un instante más adelante cayeron muertos.

Viendo que su plan había funcionado, Roodaka repitió el proceso, esta vez en los insectos que bloqueaban el extremo del puente. Luego con un grito de victoria, cruzó el puente.

“Quizá hay otra salida más adelante.” Dijo Brutaka.

“¡Brutaka!” Roodaka llamó. “Pienso que tienes que ver esto.”

Miserix

Makuta Miserix

El equipo acometió a través del túnel donde estaba Roodaka. Estaba parada en el extremo del túnel, mirando otro compartimiento extenso. Más específicamente, a un dragón encadenado al piso de piedra. Alrededor de él volaba unos Rahi mucho más pequeños.

“¿Qué rayos es eso?” Preguntó Lariska.

Brutaka sacudió su cabeza de asombro. “Bien, tiene la altura de 40 pies, es rojo, con cuatro piernas, una cola y es quién queremos rescatar.”

Miserix.” susurró Spiriah.

Capítulo 10

Vezon miraba el dragón encadenado. Abrió su boca para hablar, pero Brutaka lo detuvo.

“No lo digas.” Dijo Brutaka.

“Vamos a necesitar…” Vezon comenzó.

“Un barco más grande. Lo sé.” Continuó Brutaka. “¿Alguien sabe lo que son ésas… cosas… que vuelan alrededor?”

“Se llaman Klakk.” Respondió Spiriah. “Unos Rahi que Mutran creó. Sus gritos sónicos son formidables. Son buenos guardianes.”

Brutaka frunció el ceño, sabía que el dragón era de hecho Miserix, ex-líder de la fraternidad. Iba a seer ejecutado, pero Krika lo encerró en Artidax. Era trabajo de Brutaka rescatarlo para que pueda utilizarlo contra su fraternidad.

En ese momento, Miserix se dio cuenta de la presencia del equipo. Sus grandes ojos los miraban atentamente, luego habló.

“¿Quiénes… son… ustedes?” Brutaka comenzó a decir. “Estamos aquí para liberarlo. ¿Puede cambiar a una forma más pequeña?”

“¿Porqué tendría que hacer eso?” Preguntó Miserix. “¿Sabe cuántos Klakk tuve que absorber para lograr un tamaño donde sus gritos ya no me duelen?” “Vea, el tamaño es un problema.” Dijo Vezon. “Tenemos solamente un barco pequeño, un poco más grande que una balsa, y realmente si se hunde tendremos que nadar. Personalmente no soy bueno en la natación y…”

Los ojos de Miserix brillaron intensamente. Una explosión de su visión láser pulsó a Vezon, enviándolo lejos. Dando vuelta para ver a Vezon, Brutaka vio que Spiriah se movió hacia atrás. Miserix lo notó también y gritó. “Dígale a aquél que pase adelante.” Spiriah dio un paso adelante. En la vista de otros de Miserix, el dragón sonrió. “Spiriah… te recuerdo. Cuando Teridax se levantó contra mí, tú fuiste uno de los primeros a estar por su lado.”

Brutaka apretó su arma, no le gustó el tono de Miserix.

“Sabes que no vi a otro de mi especie desde que Krika me encerró.” Dijo Miserix.

“Bueno, todo pasa por una razón.” Dijo Spiriah apresuradamente. “Teridax no nos dejaría verlo. Todos sabíamos que nos beneficiaríamos de su experiencia, su poder, su misma presencia.”

“¿Solamente viniste tú?” Miserix retumbado

Una mano de sombra entró en erupción del pecho del dragón, sostuvo a Spiriah y lo tiró en el cuerpo de Miserix. No había tiempo para que gritara. Vezon, vio con horror como el Makuta fue consumido. “Pensé que estábamos aquí para rescatarlo del cautiverio. No de esa sensación vacía.

“Sabe, nosotros podríamos dejarlo aquí hasta que se pudra.” Dijo Brutaka a Miserix. “¿Espera que una erupción volcánica llueva bajo su cabeza? O… quiere tomar venganza de sus hermanos. ¿Qué va a hacer?”

Miserix pensaba. Entonces se inclinó adelante por lo que sus cadenas lo permitirían y dijo. “Inténtalo.”

“He visto esa clase de cadenas antes.” Dijo Lariska. “Crecen y se contraen con él. Se alimentan de su propia energía y la utilizan para sostenerlo.” Brutaka levantó su arma. “¿Pueden destruirse?”

“No sin causarle un gran dolor.”

“Gritaré mañana. Roodaka, vamos a necesitar tu ayuda. “ La Vortixx había permanecido silenciosa desde que habían estado frente a Miserix. Brutaka sabía que estaba planeando algo.

“Allí.” Dijo Lariska, señalando un segmento de la cadena que sostenía el brazo derecho de Miserix. “Concentramos nuestro fuego allí. “

Brutaka y Roodaka apuntaron. Pernos de energía y sombra pulsaron el segmento débil de la cadena, bañándola en una corriente. Después de varios minutos, la sustancia de la cadena comenzó a formar escamas. Después de algunos más, comenzó a agrietarse. Entonces el acoplamiento se rompió en pedazos. Miserix gritó tan fuerte que agrietó una montaña.

Los Klakk reaccionaron inmediatamente, volando hacia el equipo y manifestando sus gritos sónicos. Vezon y Lariska los atacaban, mientras que Brutaka utilizó su lámina para desviar las corrientes de sonido. Mientras tanto, Miserix levantó su brazo. Viendo que estaba casi libre de sus enlaces, rasgó la otra cadena. Esta vez no gritó, sino sonrió.

Los Klakk ahora ganaban terreno, conduciendo al equipo hacia el puente donde todavía estaban los insectos. Miserix miró la batalla por un momento en silencio. Después abrió su boca y manifestó su grito sónico que atontó los Klakk, a Vezon y a Lariska. Brutaka y Roodaka seguían conscientes. Arrastrándose, Brutaka comprobó ambos todavía vivían.

“Entonces.” Preguntó Miserix. “¿Dónde está Teridax?”

Brutaka rió. “Y si le digo no tendría ninguna razón para mantenernos vivos.”

“Su carencia de imaginación es decepcionante.” Dijo Miserix, se alzó detrás y lanzó un grito sónico a la montaña, la roca se agrietó y comenzó a desmenuzarse. Miserix siguió con su poder de fragmentación, reduciendo un volcán a escombros.

“¡Por fin!” Miserix gritó. “¡Después de tantos milenios, estoy libre!” Ante los ojos de Brutaka, el dragón sacó sus alas. Después Miserix dio vuelta hacia Brutaka y dijo. “Vengan. Díganme dónde se oculta Teridax, así podré moler su armadura.”

“¡No!” Roodaka gritó. “¡Desea conducirle a una trampa! Escúchame, también soy un enemigo de la fraternidad. Brutaka desea utilizarte. ¡Lo quiero como aliado!”

Miserix se inclinó de modo que su cara estuviera contra Roodaka. Cuando habló, estaba en un susurro. “Tonta, soy Makuta Miserix. No soy el aliado de nadie.” Después Miserix rugió y condujo Roodaka nuevamente dentro de la pared de la roca. “¡Y no soy tonto!”

“Vamos. Tengo un universo que volver a descubrir.”

Brutaka cargó a Roodaka, Lariska y Vezon semi-conscientes en la espalda del dragón. Entonces se subió en él. Miserix desplegó sus alas y voló. Se elevó sobre la isla, deteniéndose brevemente para que prometa volver y destruirla algún día. Brutaka observó que el barco del equipo se había ido, Takadox había logrado escapar. Miserix separó sus alas y dio vuelta hacia el del norte, llevando a sus pasajeros hacia lo desconocido.

Personajes

El Equipo

  • Brutaka - El líder del equipo y miembro de Orden de Mata Nui en libertad.
  • Vezon - Un loco Skakdi medio, el único miembro de la busqueda que nunca han tenido alguna experiencia con el Makuta.
  • Roodaka - Una Vortixx que traicionó a los Cazadores Oscuros y a la Hermandad de Makuta.
  • Spiriah - Un pícaro Makuta en el plazo de la Hermandad a causa de un fallido experimento sobre el Skakdi. (Fallecido)
  • Lariska - Una mujer de los Cazadores Oscuros contratada y un experto con el lanzamiento de puñales.
  • Carapar - Un Barraki que siguia las órdenes de Takadox. (Fallecido)
  • Takadox - El Barraki que traicionó el resto de los señores de la guerra y útil en el hipnotismo.

Otros

Abreviado:
FdM