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Habitantes de la Oscuridad-0

Habitantes de la Oscuridad es una serie en línea publicada en BIONICLEstory.com el 2008.

Capítulo 1[]

Toa Bomonga aplico una llave de restricción al Tahtorak y trató de luchar con la bestia para tirarla al suelo. La Máscara del Crecimiento de Bomonga le permitía alcanzar casi el tamaño de la criatura, pero no podía igualar al Tahtorak en pura fuerza. Sin embargo, él sabía algunas cosas sobre palancas y puntos de presión que el Rahi no.

Con un rugido, el Tahtorak perdió el equilibrio y se estrelló contra el suelo de Xia. Lo que quedaba de la ciudad isla tembló por el impacto. "Ahora quédate abajo," gruñó Bomonga, mientras Toa Pouks usaba su poder para crear cadenas de piedra sólida para el monstruo.

Después de una larga batalla, el Tahtorak había herido al Dragón Kanohi lo suficiente como para que los hilanderos de Toa Norik fueran capaces de ralentizarlo, mientras que el ataque de hielo de Toa Kualus lo terminaba. Ahora yacía inconsciente, extendido a lo largo de gran parte del distrito sur de la ciudad. Toa Iruini había seguido el consejo de un Vortixx y se había cerciorado de mover la pierna de la criatura lejos de la Montaña, para que no terminara como un gran bocadillo para ese hambriento lugar conocido.

Sólo Toa Gaaki se quedó a un lado, con los ojos fijos en el océano pero sin ver. Los Toa Hagah la habían visto así antes. Estaba concentrada interiormente, usando el poder de su Máscara de la Clarividencia para ver cosas que ellos no podían. Ahora se puso rígida, gritó y se volteó hacia los demás.

"Vienen", dijo. "Cientos de ellos."

"¿Cientos de quién?", preguntó Iruini. Consideraba a Gaaki una buena amiga, pero sus vagas predicciones lo irritaban a veces.

"Buscadores de Sombras," murmuró Gaaki. "Asesinos de la Oscuridad... listos para la guerra... los Vortixx no podrán soportar..."

Norik se acercó a ella y gentilmente tranquilizo a Gaaki sentándola sobre una roca. Se arrodilló frente a ella y habló con ella en susurros. De vez en cuando ella asentía con la cabeza. Después de unos minutos, él hizo un gesto a Kualus.

Aunque el Toa del Hielo ya no era un Rahaga, no había perdido su vínculo con los Rahi voladores o su habilidad para comunicarse con ellos. Ahora señaló a un halcón de humo arriba y habló rápidamente en un idioma que ninguno de los otros entendía. Un momento después, el halcón voló hacia el oeste.

"¿Cómo está?", preguntó Pouks a Norik.

"Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que utilizó su poder," respondió el Toa Hagah del Fuego. "O más bien, desde que el la usó a ella. Nunca es fácil."

"Lo que ella dijo- buscadores de sombras - ¿qué crees que significa?"

"¿Qué no es obvio?", respondió Bomonga, regresando a su tamaño normal. "Buscadores de sombras - Cazadores Oscuros."

El halcón de humo escogió ese momento para regresar, volando en círculos estrechos por sobre la isla y graznando fuerte. Kualus asintió dos veces y se acercó hacia sus compañeros Toa.

"Bomonga tiene razón, por el sonido de eso", dijo. "Mi alado aliado ve barcos acercándose, tantos que borran las olas. Y sus tripulaciones están armadas, amigos míos... es una flota de batalla."

Iruini trepo a la cima de una de las pocas agujas que todavía seguían de pie en la ciudad. "Un punto para el avecilla", gritó hacia abajo. "Tenemos compañía. ¡Voy a verificarlos!"

"Iruini, espera --", empezó Norik.

"¿Esperar a qué?", preguntó el Toa del Aire, sonriendo. "Pasé miles de años como un Rahaga - ahora estoy de vuelta en acción, ¡y me encanta!"

Un instante después, el Toa del Aire usó su Máscara del Viaje Rápido para teletransportarse desde la aguja al buque insignia de la flota que se aproximaba. Se encontró de pie sobre la cubierta, frente a dos poderosas figuras. Un puñado de guerreros armados inmediatamente se movieron para rodearlo.

"¿Quién eres?", preguntó Iruini. "¿Cuál es tu asunto en estas aguas?"

"¿Mi asunto?", preguntó una de las figuras. "Mi asunto es el beneficio, y ese beneficio ha sido restringido por demasiado tiempo. ¿Y quién eres tú?"

"Soy Toa Iruini. Mis amigos y yo acabamos de completar una misión con los Vortixx. Esa isla fue medio nivelada en el proceso, y déjame adivinar - estás aquí para nivelar la otra mitad."

"Mi nombre es El Sombrío", fue la respuesta, "líder de los Cazadores Oscuros. De pie a mi lado esta mi leal teniente, Antiguo. De pie delante de mí esta un Toa muy tonto si piensa que puede entrometerse entre mi objetivo y yo."

Iruini ignoró la amenaza. "Si estás buscando saquear en Xia, queda muy poco que saquear."

"¿Saquear?", repitió El Sombrío, con fingida sorpresa. "¿Robar? Qué mal piensas de mí. ¿Reuniría una flota para un robo insignificante? No, Toa, he hecho una ganga este día con un poder que nunca supe que existía - y mis nuevos aliados me han pedido que me asegure que Xia no proporcione más armas al enemigo. Ellos quieren que bloquee u ocupe la isla, pero no creo en medidas a medias."

El Sombrío sonrió, una expresión tan fría como una de las explosiones de hielo de Kualus. "Así que voy a destruir Xia, y cada cosa viva en ella. Y si tus amigos tienen la mala suerte de estar allí cuando llegue... bueno, tal vez sea misericordioso, y deje suficiente de ellos para enterrarlos."

Iruini levantó su lanza ciclónica. Repentinamente armas le apuntaban desde una docena de direcciones diferentes.

"Esta es mi guerra", dijo suavemente El Sombrío, "y bienvenido a ella."

Capitulo 2[]

En momentos como este, Iruini ve con cariño sus días como un Rahaga. No fue tan malo, ser pequeño y retorcido y pasar todo tu tiempo persiguiendo monos Brakas. Al menos no tenías que estar de pie en cubiertas, viendo al loco líder de los Cazadores Oscuros mientras se preparaba para masacrar una isla entera llena de... bueno, no tan inocentes Vortixx.

"Sabes que no puedo dejarte hacer esto", dijo Toa Iruini.

"Sé que no puedes detenerme" respondió El Sombrío, sonriendo. "Mi nueva socia me sugirió que ocupara Xia... pero debo haberla escuchado mal. Podría haber jurado que ella dijo "destruir."

Iruini estaba a punto de hacer un regreso inteligente cuando los mares comenzaron a agitarse y alzarse. Al siguiente momento, una marejada lo suficientemente grande como para inundar toda la flota de Cazadores Oscuros se alzó de las profundidades del océano. Se elevó a cientos de metros en el aire... y sólo se quedó allí, asomándose sobre los barcos como la sombra de la perdición.

"¿Es eso suficiente agua para limpiar tus oídos?"

Iruini se volteó. De pie en la proa de la nave estaba una Toa del Agua que no reconocía, portando una maza con púas y un escudo. Ella estaba flanqueada por un guerrero de armadura de dorada y un gigante de cuatro brazos con dos cuernos largos que salían de su cabeza. Sólo él era lo suficientemente pesado para casi inundar el barco. Llevaba un hacha de múltiples hojas y un objeto pequeño cubierto en una tela.

La Toa femenina bajo por la cubierta y se dirigió a El Sombrío. Aunque era más alto que ella, su actitud la hacía parecer dominar a todos a bordo.

"Contrate a los Cazadores Oscuros para una tarea sencilla", dijo ella, con la voz tan baja como un aliento moribundo. "Si no puedes realizarla..."

Ella sostuvo la maza en alto. El maremoto de repente se precipitó hacia las naves, casi chocando con el buque insignia. Se detuvo de nuevo mientras ella bajaba su arma.

"Encontraré a alguien que pueda", terminó.

Iruini miró de la Toa al obviamente preocupado Sombrío, y volteó otra vez a ella. "Bien", dijo. "¿Qué haces para pedirlo?"

La Toa asintió y el guerrero dorado desapareció. Reapareció un instante después con los otros cinco Toa Hagah en el barco. Llegaron a ver a El Sombrío en una intensa conversación susurrada con la Toa del Agua. Terminó cuando la Toa arrojó a tres Cazadores Oscuros cercanos al mar tan casualmente como alguien podría golpear un mosquito. Luego se volteó hacia los Toa Hagah reunidos.

"Ah. Bien," dijo ella. "Tengo una misión para los seis."

"¡Espera un momento!" interrumpió Norik. "¿Quién eres? ¿Qué está pasando aquí?"

"Y no recibimos solicitudes de nadie portando una máscara," dijo Kualus. Luego se volteó hacia Norik y añadió, "¿o no?"

Norik sacudió la cabeza.

"Mi nombre es Helryx", dijo la Toa del Agua. "Dirijo una organización de la que nunca habéis oído hablar llamada la Orden de Mata Nui. Estamos en guerra - y acaban de ser involucrados en ella. "

"¿Y si decimos que no?" preguntó Toa Bomonga.

Helryx sonrió ligeramente. Sus ojos se dirigieron al océano del lado de estribor, donde los tres Cazadores Oscuros intentaban desesperadamente salir del agua. Luego miró hacia atrás a los Toa Hagah. "Sí, no aceptan solicitudes, como entendí - que bueno que no estoy haciendo una."

"¿Qué es lo que quieres que hagamos?" preguntó Toa Pouks. Viendo la mirada de Iruini, dijo, "Bueno, no hace ningún daño preguntar."

Helryx se acercó unos pasos y bajó la voz para que los Cazadores Oscuros no pudieran oírlos. "Estamos montando un ataque contra la Hermandad de Makuta, pero su líder nos elude. Nuestra mejor información es que la última vez estaba dentro de un robot Maxilos cerca de Mahri Nui, pero donde puede haber ido desde entonces es desconocido. Necesitamos encontrar a Makuta Teridax."

"¿Por qué nosotros?" preguntó Iruini.

"Lo han combatido antes. Lo han derrotado antes," respondió Helryx.

"Y todos recordamos lo bien que resultó eso," murmuró Iruini.

Helryx lo ignoró. "Si tengo razón, Teridax ha ido a algún lugar donde nadie más se ha atrevido a aventurarse. Si lo dejamos libre, podría hacer un daño incalculable."

"¿Y cómo se supone que lo vamos a localizar?" preguntó Bomonga. "¿Tocando las puertas de Destral y preguntando si puede salir a jugar?"

Helryx rió entre dientes. "Puede que pronto no queden puertas que golpear... pero eso es otra historia. Tendrán un guía – alguien que se ha ofrecido generosamente a trabajar con ustedes a cambio de su libertad."

El gigante de cuatro brazos dio un paso adelante, y al principio pensaron que Helryx se refería a él. Pero en su lugar quitó la tela del objeto que llevaba, que se reveló como un globo lleno de agua, y algo más... lo que parecía ser una serpiente marina verde con ojos carmesí llenos de odio.

"Su nombre es Zaktan," dijo Helryx. "No es tan amigable como parece. Si intenta algo, simplemente sáquenlo del tanque y dejen que jadee por aire unas cuantas veces. Eso es lo que yo siempre hago. Y ahora creo que es momento de que empiecen."

Los Toa Hagah se miraron el uno al otro. Uno a uno, cada uno de ellos asintió... todos excepto Gaaki. Ella retrocedía, sacudiendo su cabeza, con las manos a los lados de su máscara. "La muerte," susurró ella. "A nuestro alrededor... vamos al lugar de la muerte... y uno de nosotros ¡no volverá!"

Capítulo 3[]

Toa Iruini se agachó para cubrirse, apenas esquivando la cadena de Toa Hewkii. No muy lejos, Norik estaba atrapado en una lucha pareja con Jaller, mientras que Bomonga estaba teniendo dificultades para encontrar al sigiloso de Nuparu. En general, no era uno de los mejores días de los Toa Hagah.

Habían esperado que su regreso a Metru Nui – la ciudad que ayudaron a salvar cuando eran Rahaga - sería uno placentero. En cambio, estaban aquí en una misión de una organización sombría llamada la Orden de Mata Nui. Su objetivo: encontrar al desaparecido Makuta Teridax antes de que pudiera llevar a cabo las etapas finales de su Plan.

Por desgracia, eso no era tan fácil como sonaba (y no sonaba muy fácil). Habían sido provistos con un Piraka mutado, Zaktan, que tenían que llevar en una esfera llena de agua. Su información revelaba que Teridax se estaría dirigiendo a un punto inaccesible bajo el Coliseo de Metru Nui. Como antidermis, podía deslizarse a través de grietas demasiado pequeñas incluso para que Norik lograra pasar con su Máscara de la Disminución. La única manera de seguirlo sería destruir los cimientos del Coliseo, lo que derribaría la estructura.

No hacía falta decir que, irrumpir y decir, "Estamos aquí para arruinar su edificio más importante" no había despertado alegría en los Toa Mahri. Dada la reciente desaparición inexplicable de Takanuva, estaban a punto de empezar algo. Esto acababa de ponerlos en acción.

Hewkii volvió a oscilar su cadena. Esta vez Iruini la agarró en el aire y tiró al Toa de la Piedra hacia adelante. En el último momento, Iruini se movió, dejando que su oponente se estrellara contra una pared de roca. "Piedra, conoce a piedra", murmuró Iruini. "¿Ahora escucharas?"

Toa Kualus había hecho equipo con Bomonga en un esfuerzo para localizar a Nuparu, cuya Máscara del Sigilo le hacía casi imposible de ver. Una tormenta de nieve rápidamente creada reveló al Toa Mahri de la Tierra, pero encontrarlo y detenerlo eran dos cosas diferentes. Con sesenta pies de altura, Bomonga se convirtió en un blanco más fácil y un bombardeo de tierra lo mantuvo fuera de equilibrio.

Kualus frunció el ceño. Recordó a estos Mahri cuando eran aldeanos Matoran. Comprendía su sospecha y hostilidad, dadas las circunstancias, pero si esto continuaba, alguien iba a salir lastimado. Esto exigía medidas drásticas. Convocando el poder de su Máscara del Control Rahi, tocó la mente de un enorme Rahi habitando en los Archivos no muy lejos. En respuesta, una enorme garra se abrió camino a través del pavimento y agarró a Nuparu.

"¡Déjalo ir!", gritó Toa Hahli, disparando a Kualus con un potente chorro de agua. Incluso mientras se tambaleaba por el impacto, Kualus se dio cuenta de lo que estaba a punto de suceder. La criatura había sido despertada por su poder de máscara, pero su concentración se había roto. El Rahi ya no estaba bajo su control.

Emergió de bajo tierra en una lluvia de roca y tierra. Con más de 60 pies de altura, escaneó el campo de batalla con sus tres cabezas. La luz apagada de los hoyos soles se reflejaba en sus escamas pardas mientras extendía sus alas de murciélago. Su grito de triunfo rompió estructuras cristalinas tan lejanas como Ko-Metru.

La palabra "Toa" significa "héroe" en Matoran. Y una de las características de un héroe es la capacidad de dejar de lado los sentimientos personales en una crisis. Así fue que los Mahri y los Hagah olvidaron su lucha para enfrentarse a esta monstruosidad de las profundidades. Kualus no pudo recuperar el control. Pero Jaller y Norik ya habían descubierto que la bestia le temía al fuego, y sus disparos combinados lo hicieron retroceder hacia las estériles llanuras de Po-Metru.

La criatura no se iba a ir en silencio. Lanzó a Nuparu por los aires del a una velocidad mortal. Hewkii volteó y usó su Máscara de la Gravedad como nunca antes, aplicando el poder suficiente para retrasar la caída del Toa de la Tierra sin destrozarlo.

Bomonga, todavía en su tamaño máximo, aterrizó una lluvia de golpes en el Rahi. Podría bien haber sido un Toa del Agua invocando una suave lluvia de primavera con lo efectivo que fue. Ahora era el turno de Kongu e Iruini, combinando su poder del Aire con los poderes de los Toa del Fuego para crear un tornado de llamas.

El Rahi estaba directamente en el ojo de la tormenta, que era tan caliente que derretía las montañas cercanas en escoria. Rugió y trató de volar fuera de la trampa, pero sus alas ya estaban ardiendo. Finalmente, superado por el calor, cayó. El impacto sacudió la tierra kios alrededor.

Once cansados ​​Toa estaban alrededor de la bestia inconsciente. Ya, los Onu-Matoran estaban en camino para ayudar a preparar a la criatura para su regreso a los Archivos. Po-Metru era una zona de desastre, el suelo chamuscado y quemado. No muy lejos, los Po-Matoran trabajaban para apagar los incendios en sus aldeas, ayudados por Hahli y Gaaki. Sólo el hecho de que esta zona del metru estaba escasamente poblada había evitado que esto fuera un verdadero cataclismo.

Norik miró a Jaller. "Necesitamos o dejar de luchar", dijo, "o encontrar algún lugar deshabitado para arreglar las cosas. De lo contrario, Matoran serían asesinados – y ninguno de nosotros quiere eso."

"¿Qué crees que pasará si destruyes el Coliseo?" dijo Jaller.

"No estamos intentando herir a nadie" dijo Pouks. "Estamos tratando de salvarlos."

"Sí, y todos somos idiotas," añadió Iruini. "Tenemos casi una docena de Toa aquí... deberíamos ser capaces de averiguar cómo hacer lo que tenemos que hacer y mantener el edificio intacto."

"¿Precisamente qué es lo que tienen que hacer?" preguntó Jaller. "¿Por qué están aquí?"

"Escúchame," dijo Norik. "Los Toa Nuva están en el centro del universo en este momento, luchando por el Gran Espíritu. Pero los verdaderos misterios, los verdaderos secretos... todo el conocimiento oculto sobre este cosmos y como funciona no está allí. Está en algún lugar bajo sus pies, en un lugar en que ningún Toa, Matoran ó Turaga ha estado. Ahora mismo, creemos que Makuta ha llegado a ese lugar - y si tenemos razón, entonces puede que sea demasiado tarde para todos nosotros."

Tomó horas de planificación, más para convencer a los Turaga que los Toa no habían perdido la cabeza, y otro medio día más para completar el trabajo necesario. Cuando estaban listos, Jaller, Norik, Pouks y Nuparu utilizaron sus poderes para romper los cimientos y crear un túnel hacia donde nadie había estado antes. Fuera, el poder de gravedad de Hewkii, el poder de hielo de Kualus y la gran fuerza de Bomonga luchaban por mantener intacto el edificio. Una vez que el túnel estuvo en su lugar, Hahli y Gaaki utilizaron sus poderes de agua para enfriar las paredes. Iruini y Kongu vigilaban a Zaktan, con Kongu más que listo para lanzar la caja de cristal del Piraka al aire a la primera palabra incorrecta.

La parte más difícil era la última. Bomonga y Kualus tenían que soltar el Coliseo para unirse a los otros mientras se preparaban para aventurarse a lo desconocido. Eso dejaba a Hewkii sosteniendo por sí solo la vasta estructura.

"Mi equipo irá contigo," dijo Jaller a Norik.

"No," respondió el líder de los Toa Hagah. "Si fallamos... si Teridax escapa... puede que sean la última esperanza para detenerlo. Iremos, y Pouks y yo sellaremos el túnel detrás de nosotros. Date prisa, Hewkii no resistirá mucho.

Jaller quería discutir, pero Norik tenía razón – el Toa de la Piedra estaba al borde del colapso. Observó cómo los Toa Hagah desaparecían bajo tierra. Un momento después, los poderes de Piedra y el Fuego sellaron de nuevo la entrada. Señaló a Hewkii, quien lenta, lentamente, bajaba con su poder de máscara el Coliseo de vuelta al suelo. Entonces el Toa de la Piedra se desmayó.

"Estará bien", dijo Hahli, después de verificar a su amigo caído. "Pero sigo pensando que deberíamos haber ido. Pueden estar enfrentando un gran peligro."

"Lo sé," dijo el Toa del Fuego. "Seguí pensando mientras observaba a Pouks y Norik cerrando el túnel detrás de ellos... nunca había visto a nadie sellar su propia tumba antes."

Capítulo 4[]

Los cinco Toa Mahri estaban en un semicírculo, mirando la base del Coliseo. Unos momentos antes, los Toa Hagah habían desaparecido por un túnel en los cimientos del mismo, dirigiéndose a Mata Nui sabe qué. Ahora parecía que no había nada que los Mahri pudieran hacer sino esperar.

"¿Qué crees que encontrarán allá abajo?" preguntó Nuparu.

"Tubos", dijo Hewki desdeñosamente. "Suciedad. Ratas de Piedra. Tal vez una corriente subterránea o dos. No hay nada ahí abajo."

"¿Cómo puedes estar tan seguro?" preguntó Jaller.

"Los Onu-Matoran han estado por todas partes bajo de esta ciudad," contestó Hewkii. "Si había algo allí, ya lo habrían encontrado."

"Quizá," dijo Nuparu, sonando nada convencido.

"Vamos," dijo Hahli. "No conseguiremos nada estando de pie aquí."

La Toa Mahri del Agua volteó la cabeza para regresar a Ga-Metru. Fue entonces cuando vio un cristal dorado flotando en el aire. Extendió la mano para tocarlo, y este se alejó de ella. "¿Qué es esto?" preguntó.

"Algo que necesitan."

Los Toa Mahri se dieron la vuelta para ver a una mujer de armadura color ébano de pie justo detrás de ellos. Por un segundo, pensaron que era una Vortixx, pero una mirada más de cerca reveló que pertenecía a una especie que nunca antes habían visto. Llevaba un escudo, pero no un arma que pudieran ver.

"Lo llaman el Corazón de los Visorak," continuó la figura. "Está activo ahora y su poder aumenta. Dondequiera que esté, los Visorak vendrán, viajando de todas partes del universo conocido para encontrarlo. Ustedes Toa deberán llevarlo a la isla de Artidax y plantarlo allí. Atraerá a los Visorak a ese lugar, donde serán encerrados por siempre."

"De acuerdo", dijo Jaller. "¿Y quién protegerá Metru Nui mientras no estamos? ¿Tú?"

"Será protegido, no temas," dijo la mujer. Produjo una pequeña tableta de piedra con un mapa de la isla y se la entregó. "Ahora deben tomar el Corazón e irse, antes de que los Visorak desciendan sobre esta ciudad en busca de el. ¡Váyanse ahora!"

Antes de que los Toa pudieran preguntarle más, el cuerpo de la mujer blindada se destruyo en un millón de fragmentos cristalinos. Los fragmentos se esparcieron por la brisa. En momentos, se habían ido.

"Bueno, eso fue... raro," dijo Kongu.

"¿Entonces qué haremos?" preguntó Nuparu. "Si ella estaba diciendo la verdad... esta ciudad no está lista para otra infestación a gran escala."

"Es un gran 'si'," dijo Jaller. "Así que Kongu, Hewkii, ustedes se quedarán aquí. Hahli, Nuparu y yo iremos a este tal Artidax."


Los tres Toa Mahri partieron en barco en una hora. Kongu y Hewkii los vieron marcharse, y luego pasaron algún tiempo acordando la mejor manera de dividir sus patrullas en la ciudad. Una vez que se pusieron de acuerdo, volvieron al Coliseo.

Ninguno de los dos notó una nube de fragmentos de cristal incorporándose detrás de ellos en la forma de su misteriosa visitante. Y una vez que su escudo los golpeó, dejando a ambos inconscientes, no notaron nada en absoluto.


El viaje a Artidax fue largo, pero sin incidentes. Nuparu se mantuvo atento a los Visorak, pero no vio a ninguno los primeros días. A medida que se acercaban a la isla, esperaba vislumbrar a las arañas en las costas de las islas por las que pasaban. Si su visitante estaba en lo correcto, la horda entera estaría persiguiéndolos ahora.

La primera cosa que Jaller notó cuando llegaron a la isla fue un conjunto de huellas recientes. Un número de más antiguas habían sido parcialmente escondidas producto del viento y la marea, pero éstas parecían haber sido hechas hace poco. Cerca, varios trozos de madera flotaban en el agua, aparentemente los restos de un barco o bote.

"Bueno, alguien estuvo aquí," dijo.

"Y aún lo esta." La voz pertenecía a un bípedo azul, alto, de apariencia monstruosa, con un casco lleno de agua en su cabeza. Tenía en una cruda daga de piedra en su mano.

Takadox!", dijo Jaller, sorprendido. Él y su equipo habían luchado contra Takadox, junto con los otros Barraki, en El Abismo. "¿Cómo escapaste? ¿Y dónde están tus amigos? Habla, insecto miserable."

"Yo 'escapé', como dijiste, por deseo de hacer mi parte por Mata Nui," respondió Takadox, con una fría sonrisa. "En cuanto a mis antiguos compañeros gobernantes, sin duda se están pudriendo en sus celdas ahora, donde pertenecen. Pero, ¿qué los trae a este jardín del universo?"

"Ellos," dijo Nuparu, señalando hacia el océano. Se había convertido en un mar de Boggarak, patinando sobre la superficie del agua, dirigiéndose hacia la isla. Detrás de ellos, flotando sobre restos de barcos y desechos de todo tipo, había más de miles de Visorak. Todos ellos venían directo hacia Artidax.

"Vienen por nosotros," dijo Jaller a Takadox. "Pero, no te preocupes, no nos quedaremos mucho tiempo... por supuesto, ellos sí."

"¿La horda entera?" dijo Takadox. "Estás llevando el Corazón de los Visorak... he oído hablar de él, aunque nunca lo he visto, por supuesto. Y tú los estás trayendo aquí... eso explica mucho."

"Habla directo, Takadox," dijo Hahli. "O te dejaremos aquí para hacer compañía a las arañas."

"No es una mala idea," dijo Takadox. Invocando toda su fuerza de voluntad, centró su mirada primero en Hahli, luego en Jaller. Cuando Nuparu trató de protegerse los ojos, sus dos aliados lo agarraron y lo obligaron a encontrarse con la mirada de Takadox. En unos momentos, los tres estaban en un trance hipnótico.

"Eso esta mejor," dijo el Barraki. "Hace poco, dos seres extraños aparecieron en la playa en un destello de luz. No me notaron, y elegí seguirlos y ver. Los vi colocar algo en la ladera del volcán más grande de la isla... e incluso yo podía decir para qué era: estaban planeando causar una erupción. Y cuando suceda, esta isla y todo en ella será cenizas."

"Desaparecieron tan rápidamente como vinieron, dejándome sin forma alguna de escapar del desastre. Hasta que llegaron. Ahora voy a tomar su barco y dejar esta roca – otra vez – mientras que ustedes tres se quedan bonitos y quietos, esperando el final. Si tienes suerte... mucha suerte... ese volcán explotará antes de que los Visorak les pongan las tenazas encima.

Riéndose, Takadox subió a bordo del barco de los Toa. Alzando el ancla y ajustando la vela, comenzó a alejarse de la costa de Artidax. Detrás de él, los tres Toa Mahri parecían estatuas, sin poder detener su partida. Y cuando el barco de Takadox desapareció en el horizonte, y el volcán se acercaba cada vez más a la erupción, los primeros Visorak pusieron sus garras en las arenas de la isla.

Capítulo 5[]

Toa Norik se movió cuidadosamente a través de un estrecho pasadizo por debajo del Coliseo de Metru Nui. Detrás de él, los otros Toa Hagah caminaban en una sola fila, con los ojos y los oídos alerta ante cualquier amenaza. Todos ellos sabían que estaban en un territorio inexplorado - dirigiéndose a un lugar en el que ningún Toa, Matoran, Turaga u otro inteligente nativo de este universo hubiese ido antes.

Bueno, eso no era completamente cierto. Si lo que la Orden de Mata Nui sospechaba era cierto, Makuta Teridax había viajado por esta ruta no hace mucho tiempo. Por supuesto, esa información provenía de un malvado Piraka, Zaktan, que ahora viajaba junto con los Toa Hagah. Su reciente mutación en una criatura marina significaba que Zaktan debía ser llevado por Kualus en un globo lleno de agua.

"Esto me recuerda a los Archivos", susurró Toa Iruini. Después de una pausa añadió: "También odiaba ese lugar."

"Tienes que admitir, sin embargo, que Teridax encaja bien aquí," dijo Pouks. "Oscuro, húmedo, el tipo de lugar que sólo una rata de piedra podría amar."

"No estamos buscando un nuevo hogar," dijo abruptamente Norik. "concéntrense en el trabajo."

"Así es, luchen entre ustedes," siseó Zaktan. "Ustedes Toa son todos iguales - todos idiotas parlantes."

"Bueno, no todos iguales," dijo Kualus. "Yo, por ejemplo, soy mucho más torpe que los Toa promedio. De hecho, siento que tu globo se desliza de mis dedos mientras hablamos. Ciertamente espero no dejarlo caer.

Zaktan maldijo. Kualus respondió dejando caer el globo por un instante, luego volviéndolo a atrapar. "Whoops. Ahí voy otra vez," dijo el Toa.

Adelante, Norik se detuvo. Utilizando una pequeña porción de su poder de llamas, ilumino una de las paredes del túnel. En ella había una serie de inscripciones, aparentemente de origen muy antiguo.

"¿Es eso Matoran? No parece que sea así," dijo Norik. "No reconozco el idioma."

"Déjame ver", dijo Bomonga. Al ser un maestro de lo subterráneo, Bomonga había visto más que su compartido de viejas inscripciones. "No es Matoran, no creo... tal vez algún tipo de lenguaje raíz. Puedo traducir un poco de eso... no mucho... creo que es algún tipo de registro."

"¿Un registro de qué?" preguntó Gaaki.

Bomonga miró fijamente la escritura por un rato antes de contestar, "No puedo decirlo. Todo lo que puedo traducir es un nombre... no estoy seguro si es una persona o un lugar... 'Bara Magna'."

Nadie dijo nada mientras buscaban en sus recuerdos ese nombre. Después de unos momentos, todos se dieron cuenta de que nunca antes lo habían escuchado. Si se encontraba en algún lugar del universo que conocían, entonces debía de haber estado en una región inexplorada.

"¿Dice algo acerca de cómo meter a un Makuta en su armadura y luego eliminarlo?", preguntó Iruini.

"Ya desearía" murmuró Bomonga.

"Está bien, sigamos," dijo Norik. "Zaktan, ¿cuánto más crees que falta para llegar?"

"No lo sé," dijo el Piraka. "Yo tampoco he estado aquí. Sólo sé que las inscripciones que leí sugerían que era allí donde el Makuta tenía que ir. No estoy seguro de si siquiera él sabia con certeza que había aquí abajo, o que 'aquí' realmente existiera – creo que estaba adivinando."

"Nada peor que un Makuta que es buen adivino," murmuró Iruini.

"Esperaba que este viaje fuera más... peligroso," dijo Pouks. "Por la forma en la que Gaaki hablaba cuando nos fuimos... sobre ser un lugar de muerte, y todo eso... esperaba montones de trampas y desagradables Rahi. Hasta ahora, esto es un paseo por Metru Nui."

El túnel se llenó de repente con un bajo zumbido, que se hizo más fuerte a cada momento. Muy tarde, Iruini gritó: "¡Fuera! ¡Todo el mundo fuera!." Al instante siguiente, fue lanzado contra la pared, seguido por los otros Toa Hagah. Fue sólo por pura suerte que Kualus fue capaz de girar su cuerpo para que el globo de Zaktan no fuera aplastado por el impacto.

Ahora los seis Toa Hagah estaban atrapados, pegados a la pared por una poderosa fuerza magnética. Norik invocó inmediatamente su poder de fuego, pero el túnel era a prueba de fuego. Cada uno de los otros probó activar sus poderes, sólo para descubrir que el muro era de alguna manera impermeable a sus energías elementales.

"¿Makuta?", preguntó Iruini.

"No lo creo," respondió Norik. "Él no es tan sutil. Creo que esta es una de esas trampas de las que Pouks estaba tan aliviado por que nos las perdimos."

"Bueno, podría ser peor," dijo Kualus. "Quiero decir, con tiempo, estoy seguro de que podemos encontrar una forma de liberarnos."

"¿Por qué creo que el tiempo es lo último que tendremos?" dijo Bomonga. "¿Huelen eso?"

Todos lo hicieron. Era un aroma cálido y metálico que salía del túnel por delante. Todos sabían lo que era, pero Norik fue el primero en decirlo.

"Es protodermis fundida", dijo en voz baja. "Y se dirige hacia aquí."

Capítulo 6[]

Toa Jaller estaba en la playa de Artidax, su cuerpo rígido por el trance hipnótico de Takadox. A su lado, Hahli y Nuparu estaban igualmente paralizados. Ninguno de los tres era consciente de lo que estaba pasando a su alrededor, lo que probablemente era lo mejor.

Artidax estaba a punto de ser el escenario de un desastre. Su volcán estaba a pocos minutos de explotar, lloviendo fuego y ceniza en cualquier ser lo suficientemente desafortunado como para estar alrededor. Sin saber esto, los Toa Mahri habían sido traídos aquí con el Corazón del Visorak, una baliza que convocaría a toda la horda Visorak a este lugar. La idea era traerlos aquí. Lo que nadie sabía era que Takadox se escondía en esta isla, e hipnotizó a los tres Toa y robó su barco, con la intención de escapar.

Peor aún, los Visorak habían llegado, e incluso ahora estaban corriendo a través de la playa hacia los Toa Mahri.

Considerándolo todo, no es el mejor día que los Toa Mahri han tenido...


Los Visorak, se dice, nunca olvidan.

Los especímenes que ahora se aproximaban a los Toa Mahri habían visto a Toa antes, hace 1000 años en Metru Nui. Había sido un equipo diferente, por supuesto, pero para los Visorak, un Toa se parece mucho a otro. Podían recordar, aunque débilmente, el dolor que los Toa les habían causado, y podían recordar el odio.

Pero recordaron una cosa más. Los Toa pueden parecer débiles, batidos, o derrotados, y entonces de repente atacan con una eficacia devastadora. No sería eficiente el correr hacia sus enemigos aparentemente desamparados y posiblemente caer en una trampa. Así que se quedaron atrás un poco, cautelosamente probando a ver si los Toa reaccionan. Otros comenzaron a explorar – si estos Toa realmente estaban congelados, como parecían estarlo, algo se los había causado. ¿Podría ese algo todavía estar en la isla, esperando para hacerle lo mismo a los Visorak?


Jaller tuvo un pensamiento. Esto era muy extraño, ya que no era capaz de pensar en este momento. Pero una pequeña parte de su conciencia que aún estaba activa comprendió la respuesta: el pensamiento no era suyo.

Esta no es manera de morir para un Toa.

Esa pequeña chispa de conciencia le siguió una ligeramente mayor de reconocimiento. Había oído esa voz antes. Pertenecía a Makuta. Aunque sonaba diferente cuando salio de la boca del robótico Maxilos, el tono arrogante era el mismo.

La voz continuó. ¿Paralizado en una playa, a punto de ser asesinado por Visorak o incinerado por lava? ¿Es ese el material del que se hacen las leyendas? Yo creo que no. No, no te molestes en buscarme a tu alrededor... no es que puedas, en tu condición. No estoy en Artidax, sino en algún lugar muy lejano. Sin embargo, mis poderes han aumentado, así que puedo verte y hablar contigo de la misma manera. Jaller, Jaller... Vakama tenía tantas esperanzas en ti, y mírate ahora. Como un Toa, haces una buena estatua.

Por supuesto, debo objetar a lo que habías planeado para mis Visorak... tú y quien quiera que puso el volcán en erupción. Pero no lo sabías, ¿verdad?. Y sería una vergüenza extrañar "ver" tu expresión cuando descubras la verdad...

Jaller sintió una repentina sacudida de dolor, agudo y agónico. Que cortó a través de la niebla causada por la hipnosis de Takadox. En ese momento, despertó, su mente tambaleándose. Alguien había estado hablando con él... pero ¿quién? ¿Qué había dicho? ¿Qué había sucedido?

No había tiempo para resolverlo, no con Nuparu y Hahli en trance y Visorak ahora acercándose. Sin otra opción, Jaller lanzó pequeñas bolas de fuego a sus dos compañeros, lo suficiente para sacarlos del trance. Como esperaba, el dolor los dejó despiertos.

"¡Hey!", exclamó Nuparu. "¿Cuál es la idea?"

"No morir, esa es la idea," dijo Jaller. "Tenemos que salir de esta isla."

Hahli ya estaba trabajando, convocando un muro de agua para aplastar a los Visorak que se aproximaban. Jaller lanzó una pared de fuego para bloquear a aquellos que venían desde atrás. Tanto Toa como Visorak se congelaron al sonar un ruido como un trueno, procedente del volcán.

"Uh oh," dijo Nuparu. "Puede que yo no sea el fanático de lava que tú eres, Jaller, pero sé suficiente sobre volcanes para saber qué significa ese sonido. ¡Va a hacer erupción!"

"Mata Nui," susurró Hahli. "¿Crees que fue por eso que debíamos traer a los Visorak aquí? ¿Para que pudieran ser asesinados?"

Algo estaba molestando a Jaller, un recuerdo de algo que había oído, pero no podía poner el dedo en qué. Pero de alguna manera sabía que estaba diciendo la verdad cuando dijo, "Sí. Creo que alguien planeó esto... y no estoy seguro de que les importara si quedábamos atrapados en medio."

"¡Nuestro barco se ha ido!" dijo Nuparu. Una media docena de Visorak se movieron hacía ellos. Un disparo de su cañón Cordak los convenció de retroceder.

"Entonces nadaremos," dijo Jaller.

"¿A dónde? Estamos en medio de la nada," señaló Nuparu.

"Es nadar, ser fritos, o ser el almuerzo de los Visorak," dijo Jaller. "Elige tu opción."

"¿Te he dicho alguna vez cuánto me encanta el agua?" dijo Nuparu. Activando su poder elemental, movió el suelo frente a los Toa, creando un sendero temporalmente libre de Visorak que conducía al agua.

"¡Vamos!", gritó Jaller.

Los tres corrieron y se zambulleron en el océano. Detrás de ellos, los Visorak se acordonaron por un momento, confundidos. Su presa estaba escapando, pero el Corazón de los Visorak estaba aquí. Tenían que quedarse donde estaba el Corazón, ¿no?

En el agua, los Toa se estaban abriendo paso a través de más de la horda Visorak, todos dirigiéndose inexorablemente hacia la isla. Jaller miró por sobre su hombro. Por un momento, fue tentado a destruir el Corazón. Pero eso significaría tener a una horda de Visorak sobre él y sus amigos en un instante.

Es lo que un Toa debería hacer, pensó. Los Toa no matan, después de todo... o ayudan a alguien más a hacerlo. Pero tal vez este es un mundo nuevo - uno donde no puedes confiar en tus amigos o tus enemigos. Tal vez todo lo que podamos hacer es tratar de mantenernos con vida.

Los Toa estaban todavía demasiado cerca cuando explotó el volcán de Artidax. Hahli agarró a sus dos amigos y los tiró bajo el agua justo cuando los pedazos llameantes de roca empezaron a aterrizar a su alrededor. En la playa, los Visorak agrupados se encontraban demasiado cerca del desastre para escapar. La horda, que había traído dolor y muerte a tantos, ahora cosechaba la recompensa por sus actos.

"¿Y ahora qué?", dijo Nuparu, cuando los Toa volvieron a surgir. "Estamos a un largo camino de casa."

"Llegaremos de un modo u otro," dijo Jaller. "Y luego vamos a tener una pequeña charla con cierta mujer de armadura negra y obtendremos algunas respuestas... o iniciaremos nuestra propia guerra."

Capítulo 7[]

Los Toa Hagah han, en su tiempo, pasado por unos días bastante malos. Descubrir que el Makuta que habían escogido para proteger era un traidor que pretendía hacer daño a los Matoran; ser convertidos en Rahaga por el poder de la malvada Roodaka; ser atacados por un Toa Hordika que se había vuelto malvado en Metru Nui – todos ésos estaban bastante arriba en la escala del "día malo".

Pero nada comparado con ser magnetizados a las paredes de un túnel subterráneo mientras protodermis fundida sube hacia ti y la muerte abrasadora estaba a sólo un puñado de segundos de distancia. Eso estaba en una clase propia.

"¿Alguien tiene alguna gran idea?" preguntó Iruini.

Nadie respondió.

"Entonces, ¿qué tal unas últimas palabras?"

El sonido sibilante de la protodermis que se acercaba fue ahogado repentinamente por el sonido de piedra rompiendo y metal desgarrándose. Roca y polvo llovieron desde arriba. Los Hagah levantaron la vista para ver que un enorme agujero había sido hecho en el techo del túnel. Mirando hacia abajo hacia ellos a través de el estaba lo que parecía ser una gigantesca criatura reptiliana.

"¿Y qué tenemos aquí?" ladró el ser. "¿Seis Toa y su tanque de peces en peligro?"

"Puede hablar," dijo Bomonga.

"No me importa si canta, baila, y puede hacer malabares con Kanohi con los ojos vendados," dijo Iruini. "¿Puede sacarnos de aquí?"

La gran bestia asintió. "Puedo. Lo haré... al menos hasta que descubra quiénes son. Si no estoy satisfecho con la respuesta, entonces los echaré de vuelta."

Hubo un momento de terrible vértigo y completa desorientación. La siguiente cosa que los Hagah sabían, era que estaban en otra parte del túnel. La bestia estaba con ellos, aunque notablemente más pequeña. También estaba presente el tanque de agua que contenía a Zaktan.

"Ahora – por el derecho de salvarlos, les pregunto quiénes son, quiénes eran antes y por qué están aquí," dijo la bestia.

Tan rápidamente como le fue posible, Toa Norik explicó la historia de los Toa Hagah y luego su misión en los túneles. Dejó de lado cualquier mención de Toa Helryx o la Orden de Mata Nui. La bestia escuchó, asintiendo ocasionalmente, y cuando terminó, sonrió.

"¿Así que los Makuta vieron la necesidad de protección, un día en el pasado lejano? Que... divertido. Yo también soy un Makuta - mi nombre es Miserix - no hay duda que no han oído hablar de mí, por lo que podemos agradecerle eso a nuestro enemigo mutuo, Teridax.

Bomomga y Kualus estuvieron inmediatamente listos para pelear, pero Norik hizo un gesto para que se detuvieran. Quienquiera que fuera este Miserix, los había salvado.

"No es que me queje, pero ¿cómo nos encontraste... y cómo nos salvaste?" preguntó Iruini.

"Ah, como un Toa," dijo Miserix. "Siempre asumiendo que el universo gira en torno a ustedes. No tenía idea que estaban aquí. Estaba buscando a Teridax. En cuanto a la forma en que evité su derretimiento prematuro, teletransportación - un pequeño, aunque útil, talento."

"¿Qué te hace pensar que Teridax está aquí?", preguntó Toa Pouks. Los demás sabían que Pouks estaba ganando tiempo. Su máscara estaba analizando y copiando el poder de Miserix, pero eso tomaba un tiempo.

"Podría decir que olía su hedor," dijo Miserix. "Pero la verdad es que encontré a un Makuta que prefería hablar a ser destrozado por mis garras. Me señaló en la dirección correcta... y, a cambio, no lo destroce. Quedo completamente intacto cuando lo absorbí en mi cuerpo. Y por cierto..." Miserix atacó, golpeando a Pouks contra una pared. La máscara del Toa voló.

"No me gusta ser... imitado," gruñó el Makuta.

Gaaki ayudó a Pouks a ponerse de pie y recuperó su máscara por él. "¿Y ahora qué?" ​​dijo la Toa del Agua.

"¿Ahora?" dijo Miserix. "Ahora buscamos a Teridax en su guarida. Ya se ha desperdiciado suficiente tiempo en ese pretendiente al poder."

Miserix se volteó y se alejó. Si le preocupaba que los Toa Hagah no lo siguieran, o que lo atacaran por detrás, no mostró ninguna señal de ello. En realidad, no estaba preocupado por ninguna de las dos. Si lo seguían, no le importaba ni un poco. Si lo atacaban, los mataría a todos.

Ellos lo siguieron.

"Es un Makuta," dijo Zaktan, en un áspero susurro. "¡Su enemigo jurado! ¿Por qué no lo matan?"

"Eres un Piraka," respondió Pouks. "También nuestro enemigo jurado. ¿Por qué no te matamos? Porque te necesitamos, serpiente – y también podríamos necesitarlo."

Después de lo que se sintió como horas de viaje, el túnel por fin se acabó. Terminaba en una cámara de tamaño mediano, equipada con sofisticada maquinaria. Pero eso no fue lo que capturó la atención de los Hagah. No, se concentraron en los dos cadáveres en la habitación.

Kualus fue el primero en revisar a las inmóviles y blindadas formas. Bomonga se le unió. Después de unos momentos, el Toa de la Tierra dijo, "Murieron hace muchos, muchos miles de años. Parecen algo como Toa... como pueden ver, uno tiene armadura roja, el otro verde... y usan máscaras, como nosotros. Pero hay algo... diferente. Tal vez un montón de cosas."

Miserix extendió una garra y raspó un pedazo de la armadura de uno de los cuerpos. La examinó cuidadosamente. "Fascinante. Esta armadura no está hecha de protodermis. Supongo que nada de ellos lo esta, desde su tejido orgánico hasta sus máscaras. Sin embargo, todas las cosas están hechas de protodermis. Si no lo están, eso sólo puede significar --"

"Que no son de por aquí," terminó Norik. "Pero ¿qué estaban haciendo aquí, millas bajo Metru Nui? ¿Cómo murieron? ¿Y qué es este lugar?"

Antes de que Miserix pudiera responder, hubo un crujido de ozono. El grupo se volteó para ver un agujero que se formaba en el espacio detrás de ellos. Dentro del agujero, no podían ver nada más que oscuridad al principio... luego el vago esquema de figuras acercándose hacia ellos desde el vacío.

"Creo que estamos a punto de tener compañía," dijo Miserix. "Tal vez, Hagah, podamos ver lo eficaces que son para 'proteger' a un Makuta, después de todo."

Capítulo 8[]

Hewkii fue el primero en despertar. Kongu estaba a su lado, todavía inconsciente. La mente del Toa de la Piedra estaba llena de preguntas – ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Por qué?

El "cómo" fue fácilmente respondido. Alguien había atacado a los dos Toa Mahri por detrás poco después de que Jaller y su equipo partieran a la isla de Artidax. ¿Quién podría haber sido?, no tenía idea, pero sin duda tenía ganas de encontrárselos de nuevo.

"Dónde" era fácil también – estaban en el Coliseo en Metru Nui. Casi esperaba despertar encerrado en una celda, pero ese no era el caso. Ni siquiera vio a un guardia en el corredor. Sus armas no estaban, pero todavía llevaban sus máscaras.

"¿Por qué?" Eso era lo que estaba a punto de averiguar. Dio a Kongu un duro golpe en la máscara. "¡Despierta, brisa dura!" dijo. "Tenemos trabajo que hacer."

"¿Hmmm? ¿Qué?", dijo Kongu, sacudiendo la cabeza. "¿Dónde estamos, y por qué me estas golpeando-duro?"

Hewkii ya estaba de pie y salía por la puerta. "Vamos a averiguarlo."

Había ido sólo unos cuantos pasos hacia el corredor cuando una nube de fragmentos cristalinos y negros aparecieron en frente de él. Rápidamente se incorporaron en la forma de la mujer de armadura negra que había dicho a los Mahri que tenían que ir a Artidax. Hewkii de repente pensó que sabía quién era el "quién".

"Así que," dijo. "Todo fue una especie de truco."

"Si quieres pensarlo de ese modo," respondió la figura. "Yo soy Johmak, una agente de la Orden de Mata Nui. Por razones propias, la Orden quería a los Toa Mahri fuera de Metru Nui por un tiempo. Y queríamos que los Visorak fueran sacados del tablero... de ahí nuestra decisión de matar a dos Gukko con una piedra."

Kongu estaba detrás de Hewkii ahora. "Pero pensaste que todos nos iríamos rápidamente, ¿verdad?"

Johmak asintió con la cabeza. "Y cuando no lo hicieron, tuvimos que intervenir. No podíamos dejarlos interferir."

"¿Con qué?" preguntó Hewkii.

Johmak volvió a fragmentarse y voló hasta el final del pasillo. Había una ventana que miraba hacia el sur de Metru Nui. Mientras se reformaba, dijo: "¡Con esto!"

Hewkii y Kongu miraron hacia su ciudad, atónitos. Ya no parecía el lugar en el que habían estado viviendo durante semanas. Ahora no parecía nada más que una fortaleza. Altos muros se habían construido en la costa, con enormes armas montadas encima de ellos. Emplazamientos de armas también eran visibles en los edificios. Las calles que conducían al Coliseo estaban barricadas, con agentes de la Orden de Mata Nui en guardia. Matoran de todo tipo podían verse construyendo más defensas frenéticamente.

"¿¿Qué está pasando aquí??" estalló Hewkii.

"Los Makuta han sufrido serias derrotas, pero aún no han sido vencidos," dijo Johmak. "Sabemos que necesitaremos una batalla final para destruirlos, pero queremos elegir el lugar. Así que filtramos rumores entre los sirvientes en Stelt de que hemos convertido el Gran Horno en una fabrica de virus que funciona para replicar el virus devora protoacero que mató a Makuta Kojol.

"¿Han convertido Metru Nui en un blanco?" preguntó Kongu, incrédulo.

"Ya era un objetivo," dijo Johmak. "Simplemente lo convertimos en uno mejor preparado."

"¿Dónde están los Turaga?" demandó Hewkii.

"Los Turaga resultaron ser... poco cooperativos," respondió Johmak. "Se les... pidió... que permanezcan en el Coliseo por un tiempo".

"¿Y qué es lo que nos pedirás a nosotros que hagamos?" preguntó Kongu.

"Nada," dijo Johmak. "Nada en absoluto. Manténgase fuera de nuestro camino. Su interferencia podría hacer que agentes de la Orden mueran... por no hablar de ustedes mismos."

Con eso, Johmak se volvió una nube de cristal y salió flotando por la ventana abierta. Hewkii la vio alejarse, su furia aumentando a cada momento.

"Nadie empieza una pelea usando mi ciudad, y luego me dice que me quede fuera de ella," gruñó el Toa de la Piedra. "¡Nadie!"


Makuta Miserix y los seis Toa Hagah se voltearon como uno para ver a las figuras emergiendo del portal dimensional. Estaban listos para cualquier cosa, excepto tal vez para lo que vieron.

Toa Helryx emergió primero, seguida por Keetongu. El portal empezó a encogerse detrás de ellos, y de repente se agrando de nuevo para admitir a dos figuras más. Los Hagah no reconocieron a ninguna, pero era obvio que Helryx si.

"¡Axonn! ¿Qué estás haciendo aquí? Y... ¿qué le pasó a Brutaka?"

Axonn explicó rápidamente cómo él y Brutaka habían rastreado el estanque donde se había creado a la especie Makuta, sólo para ser atacados por el. Brutaka había sido cambiado por el de alguna manera e insistió en que vinieran aquí inmediatamente, dondequiera que "aquí" pudiera ser. Había usado su Máscara de Puertas Dimensionales para hacer el viaje.

"Entonces... ¿fue eso lo que abrió una puerta que nos permitió escapar de donde estábamos?", preguntó Helryx.

"No," respondió Brutaka, en una voz como trueno. "Hay otra Olmak... y ha sido mal utilizada... y peor. Podría bien amenazarnos a todos."

"Va a tener que esperar en la fila," dijo Toa Iruini. "Escuchen, todos hemos venido aquí buscando a Makuta Teridax, siguiendo tus instrucciones. Luego nos dijeron que estaba lleno de trampas y un 'lugar de muerte'. Bueno, hasta ahora, no veo a Teridax, me he topado con una buena trampa, y nadie ha muerto. ¿Cuándo empiezan a suceder las cosas?"

Un rayo de energía salió de un banco de maquinaria cercana. Golpeó a Brutaka, destrozando su máscara.

"Tenías que preguntar," gruñó Bomonga a Iruini.

"Mis disculpas por el abrupto saludo," dijo la voz de Teridax. Era extrañamente suave, y parecía venir de todos lados. "Pero no podía permitir que Brutaka los ayudara a salir prematuramente. No cuando tenemos mucho que discutir."

"¡Makuta!" dijo Helryx. "Sé lo que estás planeando. No te saldrás con la tuya."

"¿Sabes?" repitió Teridax, divertido. "Si lo supieras, estarías huyendo de pánico, Toa. No, tu sospechas... tal como lo hace Zaktan. ¿O tal vez él hace más que eso?"

Un fuerte zumbido llenó la habitación. Un momento después, tanto Zaktan y el tanque de agua en el que habitaba explotaron.

"Supongo que ahora nunca lo sabremos," dijo Teridax. "Ahora ¿de qué debemos hablar? ¿La economía de Stelt? ¿Los últimos resultados del akilini ? ¿Los esfuerzos para convertir a Metru Nui en un campo armado? No, ya lo sé – vamos a discutir el fin de tu universo como lo conoces."


La isla de Destral estaba en ruinas.

La fortaleza de los Makuta había sido fuertemente machacada convirtiéndola en gran parte en escombros. Vezon, el único ocupante vivo y consciente de la fortaleza, ya se había ido con una Máscara de Puertas Dimensionales. Ocupantes ya se movían por los cuartos destrozados, buscando sobrevivientes o botín.

Dentro de una cámara subterránea, una sola figura despertó. Sabía su nombre - Takanuva - y recordó haber sido secuestrado de su universo por un Makuta. Después de eso, todo quedó en blanco hasta que se despertó aquí, en un contenedor agrietado.

Pateó la tapa del recipiente hasta hacerla pedazos y salió a la cámara. A su alrededor habían duplicados de él, algunos muertos, algunos aún atrapados en animación suspendida. Eso respondió a una pregunta – él no había sido el único secuestrado.

Algo le molestaba... algo más que no era como debería ser. ¿Qué era? Estaba seguro de que su armadura no había sido toda negra antes... así que esa era una posibilidad. ¿Pero era esa la respuesta? No, no, no lo era. Estaba casi seguro de que otra cosa había sido diferente antes de su despertar.

Estaba bastante seguro - podría haber jurado, realmente - que no había querido destruir el mundo antes. ¿Pero ahora?

El Takanuva oscuro no podía esperar a empezar.

Capítulo 9[]

Las profundidades oscuras debajo de la ciudad de Metru Nui eran un "lugar de muerte," algo que Toa Gaaki había advertido. Había tenido razón, al menos para el Piraka llamado Zaktan, que acababa de ser asesinado por Makuta Teridax. Eso era bastante malo - peor era que era imposible saber dónde estaba Teridax, ya que su voz provenía de todas partes. Pero de su cuerpo, no había ninguna señal.

Una formidable cantidad de poder estaba reunida en su contra en esta cámara. Toa Helryx, líder de la Orden de Mata Nui; Keetongu, poderosa bestia Rahi; los seis Toa Hagah; Makuta Miserix; Axonn y Brutaka, agentes de la Orden. De todos ellos, Brutaka era el más extraño, verde brillante como era y flotando varios centímetros del suelo. Incluso con su máscara Kanohi destrozada por Teridax, parecía terriblemente poderoso.

"¡Muestrate, traidora alimaña!", gritó Makuta Miserix. "¡Vamos a arreglar de una vez por todas quién gobierna la Hermandad!"

Se oyó el sonido de una risa suave de todos los rincones de la habitación. "¿La Hermandad? Ya no hay más Hermandad, Miserix. En muy poco tiempo, los Makuta de Karda Nui estarán muertos. Makuta Tridax ya ha muerto, al igual que Spiriah y los otros. La Orden de Mata Nui ha sido de gran ayuda a este respecto."

"Y pareces despreocupado de que tus aliados estén pereciendo," dijo Helryx. "¿Por qué?"

"No tengo aliados," respondió Teridax, "porque no tengo iguales."

Un zumbido empezó a sonar en la habitación, cada vez más fuerte hasta que ahogó todo pensamiento. Todo lo que existía era ese sonido despedazacabezas, lo que llevó a Axonn a ponerse de rodillas. Sólo Brutaka estaba de pie. Él disparó con un rayo de poder de su espada, gritando, "¡Suficiente!" La energía golpeó la maquinaria en la pared lejana y el sonido se detuvo.

Teridax se echó a reír. "Una mera... muestra... de lo que está por venir."

"Sé todo lo que has olvidado," dijo Brutaka. "Sé que has puesto millones de vidas en riesgo con tu tonta toma de poder. Esto no es lo que se suponía que tenías que hacer. Esto no es por lo que fuiste creado."

"Está en las máquinas," murmuró Miserix. "Por supuesto. Así que si destruimos las máquinas..."

El exiliado Makuta disparó un rayo de poder gravitacional contra los bancos de maquinaria. Cuando impacto, el metal comenzó a arrugarse, plegándose sobre sí mismo mientras que su gravedad aumentaba 100 veces. Pero no fue Teridax quien contraataco - ¡era Brutaka! Un golpe de su espada lanzó a Miserix volando.

"¡No! ¡No lo entiendes!" gritó Brutaka.

"Entonces ilumínalos," dijo Teridax. "Por favor."

Brutaka asintió. "Nos... nos encontramos en lo más cercano a la mente de Mata Nui, como es posible estar. Si destruimos este lugar, destruimos esa mente, y condenamos el universo."

"No lo entiendo," dijo Toa Norik. "Si esta es la mente de Mata Nui... ¿dónde está su cuerpo?"

Brutaka hizo un gesto amplio, indicando todo a su alrededor. "Es nuestro universo, Toa. Vivimos dentro del Gran Espíritu. Pero ahora Teridax se ha arraigado en ese cuerpo y lo controla... controla todo. Tan pronto como los Toa Nuva despierten el cuerpo, Teridax será liberado para llover oscuridad sobre todo el que vive."

"¿Cómo lo detenemos?" dijo Toa Iruini.

"¡Te enseñaré cómo!" rugió Miserix. Él retrocedió y lanzó ataque tras ataque contra la maquinaria, a las paredes de la cámara, al techo, causando daño indecible. Axonn, los Toa y Keetongu trataron de detenerlo, sólo para ser arrojados a un lado. "¡Que todos mueran!" continuó Miserix. ¡Que el universo se queme! ¡Sólo quiero que Teridax muera!"

"Que... unidimensional de ti," respondió Teridax.

Ante los ojos horrorizados del grupo, el cuerpo de Miserix empezó a cambiar. Oscilaba, se hacía borroso, los colores parecían mezclarse entre sí. Hubo una explosiva liberación de energía, cegando con su intensidad. Cuando los héroes pudieron ver de nuevo, una pintura de Miserix existía en la pared de la cámara, pero él mismo se había ido. ¿O era él?

"Es una decoración muy única, ¿no?" dijo Teridax.

"Pelearemos contigo," dijo Toa Norik. "Encontraremos una forma."

"Ustedes fueron los primeros Toa en hacerlo," dijo Teridax. "No hay duda de que encontrarán una forma... tal vez incluso una forma de ganar, si lo permitiera."

Una ola de energía mental golpeó a los seis Toa Hagah, pero no pareció lastimarlos. De hecho, parecían muy energizados por ella, incluso felices. Se voltearon como un equipo y salieron de la cámara, riendo y hablando entre ellos como si este fuera el mejor día de sus vidas.

Helryx los vio irse, sorprendida. "¿Qué... qué les hiciste?"

"Llámalo... misericordia," dijo Teridax. "En sus mentes, la batalla ha terminado - y las fuerzas del 'bien' han ganado. Recuerdan verme derrotado por sus manos, y en la realidad que percibirán a partir de ahora, no hay Teridax, ningún reinado de Makuta, ningún Toa y Matoran en peligro. Todo lo que verán será paz y felicidad a donde quiera que miren."

"¡Eso es monstruoso!" dijo Axonn. "Jugando con sus mentes – ¿tenías miedo de enfrentarlos en batalla?"

Teridax lo ignoró. "Desafortunadamente, no puedo hacer lo mismo con Axonn, o Brutaka, o tú, Helryx – sus mentes están muy bien protegidas. Dado el tiempo, podría romper esos escudos... pero ¿por qué desperdiciar la energía? Y en cuanto a Keetongu... estoy a punto de convertirme en un Gran Espíritu. No tengo tiempo para mascotas.

"Estás manipulando el destino," le advirtió Brutaka. "Y serás castigado."

"Pero no por ti, y no hoy," replicó Teridax.

Brutaka desapareció de la existencia, seguido por Axonn y Keetongu. Sólo Helryx quedó.

"No te preocupes, no están muertos," dijo Teridax. "Meramente teletransportados al extremo sur de este del universo, a tierras tan peligrosas que incluso los Makuta nunca se atrevieron a viajar a ellas. Los verás de nuevo, estoy seguro... si sobreviven.

"¿Y qué hay de mí?", dijo Helryx. "¿También me desterrarás?"

"No", dijo Teridax. "Verás, el gran fracaso de Mata Nui es que no tenía a nadie con quien compartir sus pensamientos, nadie con quien pudiera comunicarse. No tenía un 'amigo,' por falta de un mejor término. No cometeré ese error. Permanecerás aquí, Helryx, donde todas tus necesidades serán satisfechas... y compartirás la brillante oscuridad que es mi mente. Mis planes, mis sueños, mis esperanzas, compartiré contigo... por lo menos mientras tu cordura permanezca intacta."

Cualquiera se habría sentido lleno de temor ante las palabras de Teridax, pero no Helryx. Ella vio una oportunidad. Ella estaría viva, sus recuerdos serían suyos, y estaría en el centro de los pensamientos de Teridax. En ese momento, ella hizo una promesa - que ella no se quebraría. No se desmoronaría ante el peso de su oscuridad. No importa qué, ella lo desafiaría, y de alguna manera encontraría una forma de ayudar a los otros a hacer lo mismo.

"Esto no ha terminado", dijo en voz baja. "¿Lo sabes, no es así, Teridax? No importa cuál sea tu poder, no importa lo que puedas hacer con todos nosotros... esto no ha terminado."

"Por supuesto que no," respondió Teridax. "Qué aburrido sería si así fuera."

CONTINUARÁ EN EL 2009 EN "REINO DE SOMBRAS".

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